Hoy el amanecer es verde. Verde porque ayer llovió todo el día, y, como mis neuronas son de un funcionamiento digamos muy sui géneris, me acordé de que soy verde y de las angustias y congojas que paso en este país por serlo.
Ejemplo 1- Yo, que soy tan mona, llevo mis bolsas reusables tipo tote-bag al súper para que no me den más bolsas de plástico, que tanto contaminan. Lo que obtengo son unas caras de incredulidad de los empacadores, sean chamacos o viejitas, que me preguntan hasta tres veces: "¿no quiere bolsas????", azorados. Creeran que no les voy a dar propina... La cosa es que, si tanto se asombran es porque ¡NUNCA habían visto una persona que hiciera esa pequeña acción por la tierra! Deprímome.
Ejemplo2: Yo, que soy tan mona, separo mi basura monamente en orgánica, papel, vidrio, plástico. Llega el aborigen chimuelo que mal barre la calle y que tanto cobra por hacerlo, porque el gobierno del DF es incapaz de ofrecer un servicio, y vacía todo junto en su tambo alegremente. Cuando se lo reclamo o se lo hago ver, me dice que de todas maneras los del camión lo revolverán. Cuando veo el camión parado en la esquina, los trabajadores están separando de nuevo cartón, latas, vidrio, pero ya embarrado de caca de perro y cáscaras de aguacate. Lo hacen para venderlo, no por conciencia ecológica, pero lo hacen a pesar de la cerdez que les hizo su compañero el dientes de huitlacoche. Aplástome.
Más aventuras verdes próximamente.
Mi consejo gratis de hoy: Sean verdes aunque las tilden de locas.
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