Siempre

Siempre

lunes, 20 de diciembre de 2010

¡Uf! - Expresión que denota alivio.
¡UF!, digo yo, y me cae una como laxitud postestrés. No sabía yo, que soy tan sabia, todo lo que se tiene que tomar en cuenta para una fiesta. Tras de unas semanas de muchísimo trabajo que tuve, fue el festejo de 80 añitos de mi mamá, en mi casa. Jura una que ya está todo y de repente asoman a su cerebro cosas como ¡los hielos! o ¡palillos! ¡Hay que guardar a los perros! ¡Me tengo que arreglar! ¡Ya llegaron los meseros! ¿Dónde conecto la cafetera? Y siendo sorpresa la cosa aumenta: que a nadie se le vaya a chispar o meta la patota. No lo vuelvo a hacer... o quién sabe, como quiera ya aprendí el camino y para otra ya tengo experiencia, me será más fácil si es que me aviento.
Salió muy linda la fiesta de mi mamá, sí fue sorpresa y todo le gustó: la gente, la comida, la bebida, la marimba. El clima nos acompañó amablemente y todo fue muy amoroso.
Y ahora sigue... ¡ta dá!: el Gran Final del Año.
La navidad, de la cual por obvias razones no me he ocupado nada. No he comprado ni un sólo regalo; no he conseguido lo que me toque para la cena. Con trabajos puse unas micro decoraciones y santas pascuas. Mañana iré a conseguir lo de cenar y espero que no se den regalos en casa de mi madre que yo ya no doy una y soy capaz de envolver latas de atún y de chícharos de mi alacena con papel periódico y ponerlos debajo del árbol. Bueno, a todo mundo le gusta el atún y las bolsas de espaguetti.
Una vez que haya cenado y abrazado a mis gentitas; una vez que haya repartido las latas de sardinas y los botes de mermelada (nuevos o abiertos), me iré, al fin, de vacaciones con mi lindo maridote que me aguanta y soporta aunque no me solape.

Y no me queda más que, desde este desorden de mes que llevo, desear a todos:
¡FELIZ NAVIDAD Y QUE INICIEN EL AÑO NUEVO CON EL PIE DERECHO!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Batalla de qué ser de grande

Nadie sabe realmente, cuando es pequeño, lo que será de grande. Algunos medio lo saben como por instinto, como esos hijos, nietos y bisnietos de notarios o de médicos a los que irán encamimando hacia la carrera familiar hasta que tomen el camino heredado sin pensar o se detengan antes de la gran decisión y digan que quieren hacer otra cosa, como ser bombero, beisbolista profesional "que tampoco habría que desperdiciar el brazo que tengo para las curvas" o que quieren poner un restaurante de mariscos estilo Sinaloa, para causarle a sus padres un infarto a él y un soponcio a ella.
Otros, la mayoría, soñamos despiertos y dormidos y nos vemos en un futuro como cirujanos cardiovasculares, pilotos de jets, cantantes famosos o aclamados escritores. Y nos vislumbramos viajando por todo el mundo pero no a costa de nuestros exprimidos padres o con una flatulenta beca de las girls scouts, sino patrocinados por las Universidades y Asociaciones más chidas. Y nos vemos en nuestra pequeña y blanca casita junto al mar desde donde trabajamos y estudiamos o con espacio reservado para poner nuestro carrazo en la Presidencia de la República.
Los hay más tradicionales: ellas soñando con un maridito, tres niños y un perro en una casita de los suburbios con jardín y garaje para dos autos; ellos con un buen trabajo, una linda esposa y un coche actualizado cada dos años.
Todos ellos trabajan para conseguir su deseo, estudian mientras trabajan y planean con vistas a lograr la meta trazada.
Y están los que entre sueño y sueño no se deciden y hasta se marean, y mejor dejan que el azar encamine su destino. De esos soy yo. Sé que voy y siempre he ido haciendo mis decisiones y elecciones al momento en que se presentan, sin buscarlas, sin planearlas, sin trabajarlas mucho. Pero está bien, no me devaneo el coco ni me angustio porque sé que jamás he pensado en cómo cruzar el río sino hasta que estoy pisando el puente, puente que siempre me sale al paso para atravesar justo a tiempo.
Y ahora que es hora de cruzar otro puente, he decidido de manera impetuosa como siempre que me dedicaré a la locura. A esa locura tan amada que me ha dado los mejores ratos de este rosario de momentos que es la vida. A esa locura sabia y subyacente que de repente hace ¡bam! y explota en mil colores y baila a todos los ritmos y canta en todos los tonos y pinta con todas las texturas. A esa locura que me define, me llama, me atrae y me encadena a una libertad particular. A esa locura que nada en todos los mares y flota en todos los rios y cae en todas las cascadas derramando su sabor.
Y espero que, esta vez, sí le haya yo atinado a lo que quiero ser de grande. Porque de verdad, si no estuviera tan loca, me volvería loca.

Todo listo para el cumpleaños de mi mamá. Se trabaja pero vale la pena, que sólo se cumplen los 80 una vez.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Batallas festejosas

He ido, entre el año pasado y este, a más fiestas de 50 años que las que fui de 15 cuando era joven y bella (ahora sólo soy bella).

Y creo que por algo será: veo más festejables estos cincuentenarios que la quiceañerez tan pesada de las niñas. A esa edad a unas les da por querer parecer mujeres pequeñas y se pintarrajean la cara, o se cargan algún noviecillo hediondo que los papás, por solapones, tienen que llevar a todos lados. A otras les da por querer seguir siendo niñotas y se ven raras jugando canicas con brassier. La cosa es que ni unas ni otras se hallan. Además, ¿qué festejan que hayan logrado ellas mismas?

Y luego a esas niñas les pasa lo que no creían (o querían) que llegaría: crecen, maduran aunque sea sólo por fuera y pasan a formar parte de ese congomerado de la población que los hombres llaman "ellas" y ellas llaman "nosotras". No sé cómo les toque el ser mujer a las niñas de hoy, sé cómo me tocó a mí una época llena de contradicciones que nos llevaron del papel de mamá-ama de casa de nuestras madres al triple de mamá-trabajadora-casa. Con el agregado de que nuestras madres y abuelas no tenían la obligación de estar guapotas a pesar de sus edades y que ahora la sociedad nos lo exige: guapotas y sanotas. Antes era lógico que la abuelita de cincuenta y seis años tuviese el pelo ya blanco y que no se maquillara, tuviera cintura ni usara vestidos de moda.

Mi generación, como ha trabajado, cuando cumple los 50 decide que se merece festejarlo porque se lo ha ganado a madrazos. Se mira en el espejo y piensa que nunca creyó -cuando tenía 15- llegar a la madurez en tan buen estado, sin haber necesitado hojalatería, pintura ni cambio de motor. Y valga esto para ambos sexos. Pensamos al ver hacia atrás cómo nos fuimos ganando todo lo que tenemos: familia, amigos, satisfactores, y nos sentimos contentos del esfuerzo hecho, más si nos acordamos que la palabra "crisis" no es nueva para nosotros. Desde nuestros primeros trabajos oímos que "el país está en crisis" y sobrevivimos a las devaluaciones de los ochentas, la quiebra del horror de diciembre, las caídas del sistema, el gran terremoto del 85 y las gripes asiáticas. A pesar de todo eso no nos rajamos ni nos amilanamos y henos aquí, sonrientes y campechanotes.

Batalla de las cosas pequeñas: esta batalla es contradictoria, se trata de no batallar con las cosas pequeñas. Habiendo tanta vida, ¿para qué gastarme en tarugadas? Guardo mis mortificaciones y angustias para las cosas grandes, y ojalá nunca las tenga que usar. Mejor disfruto de la vida que debería ser como este mes, con dos puentes relajados.

Castings que me faltan: me falta el de los pinchos, chupitos y alcoholes en general. Ya tengo el de comida, mesas, loza y música. La fiesta de quinceaños ochenta de mi madre tiene que salir a todo dar.

A mi guitarra le faltan cuerdas, a mí me faltan las anginas. Pero me sobran kilos, para que vean que toda edad tiene sus compensaciones.

Sabiduría de hoy: que ruede el mundo, que pa eso es redondo. Yo me dedico a mis cosas, a mis gentitas y a pensar en las vacaciones de navidad, así seguro que llego a ella contenta.

Frase quincenal pa irla pensando: Tengo lo que necesito, pero, ¿necesito todo lo que tengo?

martes, 2 de noviembre de 2010

La batalla larga

Quedamos (quedé, pero los padres y los jefes dicen en plural, quedamos, para que los subordinados estén de acuerdo quieran o no) en que divido ahora mi vivir en batallas y no en periodos más o menos establecidos como meses, semanas o quincenas que dependen de la luna, el sol, la rotación de la tierra, el calendario gregoriano y los recibos del banco.
Así que este post (publicación, pues) tomó más de tres semanas -no puedo desafanarme de los tiempos tradicionales, ¿ven?- porque me aventé dos batallas grandes.
Batalla de la fabada: Primero conseguir morcilla decente que por acá es difícil, pero una es mujer de muchos recursos y tratándose del nene, ¡qué no hace una madre por sus hijos!, diría Da. Sara García. Hacer tres ollas restauranteras porque es el cumpleaños del hijo mayor y la tradición dicta preparar tan gustado plato. No es que vengan cien convidados, sino que cada uno come por cinco. Empujóselas con sidra asturiana y pan, y quedaron satisfechos y a reventar. Hasta los que estaban enfermos comieron harto y seguramente se curaron, ya no supe.
Batalla del trabajototote: Me cayó (del cielo aunque no lo crean) un trabajazo que me llevó tres semanas pero me alivianó la Navidad y los Reyes porque no debe ser una antimonárquica de a gratis aunque sea clienta de Santa Clos. Fue muy trabajosa esta batalla contra la química de los materiales y las biocompatibilidades con que hacen los catéteres para transportar embriones y hacer esas cosas que antes hacía _____ (Dios, la Naturaleza, el azar, a elegir) solito y que ahora se hace muy asépticamente en laboratorio tipo Un Mundo Feliz.
Tuvo el trabajote un lado esclarecedor: se pudo comer en esta casa casi sin cocinar. ¡Oh descubrimiento! Se simplifica la vida un poquín.
Y tuvo un lado práctico: amo a esa empresa, porque en lugar de hacerse del rogar con los pagos semanas y hasta meses, me pagan a la semana siguiente de que haya yo entregado. Yo lo calificaría de lado hermoso. Si todas las empresas fueran así la economía sería otra cosa.
Día de muertos y Jalogüin: Este año, por sobrecarga laboral, no hice fiesta de jalogüin. Lástima, ya será para el otro año, porque posada no haré, que me falta la fiesta de quinceaños ochenta de mi mamá y cae precisamente en las posadas. A ver si no caigo yo en las posaderas con tanta cosa. Pero un borlote es un borlote y no hay que dejar pasar la ocasión.
Castings del mes: estoy haciendo casting de paellas, para el mentado borlote: se sirve eso y ya, pan, bebidas, pastel. Ya probamos dos y va ganando una. Y es que no es cosa de esclavizar al pobre maridito a hacer una paellota para tanta gente: que se siente a tomar su trago y platicar agustito. Me falta el casting de mesas y sillas de alquiler, de vinos, mesero y recuerditos.
Noviembre ha entrado con su reguero de hojas de fresno, el Gran Brócoli luce descarado sus ramas ya casi desnudas y no va con el clima reinante: estoy en camiseta sin mangas y al rato me salgo al jardín a echarme en el sol para coger color.
Esperanza: si como siempre pasa a fines de sexenio sueltan lana, que salga la casa que estoy vendiendo. Al menos he recibido más llamadas aunque el precio los espanta.
Plan para estos días: Aparte de ir sacando los castings, hacer lo que he dejado por traducir: escribiré que tengo una pobre monja sin quehacer en una historia; ver a las amiguetas; comer chiles en nogada en casa de María; ir al café, a la librería, echarle ojo a un proyecto interesantillo (si le entro será batalla); seguir festejando a tanta gente que le ha dado por cumplir 50 años.
Sabiduría de estas batallas: A toda capillita le llega su fiestecita. Tranquilazos que siempre acaba por tocarnos algo bueno.

lunes, 11 de octubre de 2010

Batallas

Hace algún tiempo decidí, para fines prácticos y también blogueros, dividir mi vida en periodos quincenales o hebdomadarios y ya no dromedarios que duran más. Ha funcionado de alguna manera.
Sin embargo, últimamente he notado que cada día enfrento una batalla, grande, mediana o pequeña, y me pareció más justo y más claro dividir mi tiempo en batallas. No importa si alguna dura diez minutos y otra dos años. No puedo dividir en luchas ganadas y perdidas, porque todas las pienso ganar, simplemente las más difíciles durarán más porque yo no quitaré el dedo del renglón y, como decía Javier el mozo de mi papá, le "necearé". No hay peor lucha que Lucha Villa.
Agencia Nissan o Batalla de Okinawa: Dejo mi camioneta para que me den un presupuesto de frenos, a ver si se necesitan balatas y rectificación de discos y cuánto me costaría. Me llaman, me dan un precio estratosférico y no lo autorizo; voy por mi vehículo. Me salen con que ajustaron frenos y cambiaron líquido. Me monto en mis trece (¿caballos, motos, bicicletas?) y desfilan ante mí varios tipos en bata en orden laboral ascendente hasta llegar al gerente General, que era Cabo y va que chuta. Yo, que soy tan mona, jamás pierdo la paciencia y les explico que yo no pedí eso, que si se lo hicieron sin mi autorización pues muchas gracias, pero no lo pagaría. Una sonriente y tranquila yo les dice que con gusto pagará las grapas que faltaban en unos hules pero de frenos nada, porque solamente pedí presupuesto. Me dicen que para ver los frenos tuvieron que limpiarlos... sí, les digo, con un trapito, si quiere cóbremelo, pero no se necesita cambiar fluído ni ajustar para ver. Me quieren, agrego, cobrar un diagnóstico como si me lo hubera hecho del Dr. House, y una banda del alternador como si fuera la del Recodo o la de Gleen Miller. Hora y cuarto después gané la batalla. Por cansancio, tal vez, pero terminó en "cóbrenle a la señora sólo lo que pidió".
Dice el marido que sí cambiaron el fluído pero que no ajustaron los frenos, porque la palanca del freno de mano estaría dura. Él sabrá, se cree que los hombres nacen sabiendo esas cosas así como una nace sabiendo freir patatas y cambiar pañales cagados.
Batalla del casting de albañil: Más rápido que un tren hice mi casting de albañiles y contraté al que ganó. Estoy, por tanto, con muebles arrimados y cubiertos de sábanas. Para no pensar que está la casa hecha un asco, me imagino que es la residencia de verano de Sir Loin Steak una vez que este se va a Londres y los criados cubren todo. Esta batalla está a medias, sigo comprando armas (cemento, yeso, pintura, blanco de zinc...) y defendiendo el frente.
Próxima batalla: El asunto del agua, estelarizando en el papel del enemigo en Gobierno (?) del D.F.
Sabiduría de la quincena: La lucha es mucha pero hay que ponerse trucha.
Mantra sabio a repetir: "Yo no pedí eso, yo no pedí eso, yo no pedí eso..." Como ya vimos, es útil para batear proveedores encajosos, pero también sirve cuando la vida nos da cosas que no pedimos, o sea, todos los días.
Cursilería que se me escapó pero que es verdad: amo a mis hijos. Son un par de soles.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Por lo visto ha de ser todo lo mío algo excepcional: mis goces, mis penas y hasta el menor suceso de mi vida, de esos que nadie ve más que yo. No quiere decir esto que lo inverosímil sea mi única especialidad, pero tal vez por ser lo que más me atrae es lo que más me llega. El tiempo transcurre para mí como para el minutero de algunos relojes de esos grandotes que hay en las torres antiguas: durante cincuenta y nueve segundos se mantiene inmóvil y de pronto salta sin transición al minuto siguiente con una sacudida, un salto, como si se hubiera dado cuenta de repente de los segundos perdidos. Igualito que yo, que soy tan mona, que de sopetón me doy cuenta de que ha pasado el tiempo y llevo dos horas en la misma página. Ni siquiera doyme cuenta de en qué invertí ese lapso.
Por eso tampoco me especializo en inversiones.
Ahora, aclaro al decir que lo mío es excepcional, me restrinjo a la manera en que yo lo veo, lo percibo, y en cómo las personas reaccionan cuando les cuento lo que hice, lo que me ha pasado y lo que he visto. Unas se ríen mucho, otras simplemente no me creen. Por tanto el problema no está en mí sino en los demás, como siempre suele suceder.
Intenté pintar, junto con mi maridín, la verja del garage. Él las partes altas que para eso se casa una con un tío alto y yo de donde alcanzo estirándome hasta el suelo. Resultado: una mierda. Conste que he pintado infinidad de superficies con todo tipo de pinturas (vinílicas, de agua, de aceite, de thinner..). Compré eligiendo del muestrario de la marca Comex, que es de la que siempre compra uno y que se supone tiene cierta calidad, una pintura esmalte medio metálica en color café, cuyo resultado se anunciaba entre cobre oscuro-óxido-viejo. Calculé la cantidad de acuerdo a los metros cuadrados de metal a pintar; obtuve las brochas y el solvente adecuado; coloqué plástico y periódicos para no ensuciar. Pusimos la primera mano y quedó una birria.... se veía opaca, como primer, francamente fea. Dejamos secar toda la noche a ver si amacoyaba. Intentamos la segunda mano para tapar lo verde anterior que aún se transparentaba y para emparejar, lo cual es normal, y quedó peor. Desperdicio de tiempo, dinero y esfuerzo. Y para eso me quedaron las manos cobrizadas como zapatito de esos que cuelgan de los espejos retrovisores en los taxis de Acapulco.
Ahora he de esperar a conseguir un maistro decente y que quiera trabajar, que necesito uno urgentemente para unos remiendos de plastería y embarres. Eso sí, una vez entrando háganse a un lado porque ahí les va el tren y mientras se arreglan sus cuartos, acampen en el jardín. (Alquilo tiendas de campaña y lámparas Coleman).
Es más fácil hallarse un esposo que un albañil, de verdad, y que me perdonen las quedadas, quedando claro que no hablo de cantidad sino de calidad.
Mientras, mi portón será el hazmerreir de la calle.
El Sprint anual va viento en popa. Voy llenando cuadritos de mi planograma, tachando cosas ya listas y delegando lo poco, cuasi nada, que se puede.

lunes, 13 de septiembre de 2010

A veces es sano y siempre es bueno ir a algún lugar hermoso y, si es uno que amamos, más.
A veces es gratificante andar por calles y plazas por las que se anduvo hace muchos años, siendo una niña, de mano de papá y correteando con los hermanitos y los primos; ver las mismas cosas con otros ojos, los mismos pero más llenos ya; tal vez menos abiertos al asombro pero más educados en la observación y con el filtro del recuerdo.
A veces es necesario escaparse a esos pueblos, esos lagos y bosques, esas playas y llanuras, para recordar que tenemos un país del cual tal vez muchas cosas no nos gusten, pero que es el nuestro y ver su belleza. Es el lugar donde nos hablan de tú, donde entendemos los modismos, los arcaísmos y hasta los albures. Es nuestra casa.
Así nos damos cuenta de que las cosas que no nos agradan, que nos lastiman, no son parte del país sino del gobierno, dos conceptos que tendemos a homogeneizar y que es preciso separar en nuestra mente y en nuestros ojitos tapatíos.
Por eso me fui a Pátzcuaro y en cuanto pueda me vuelvo a ir.
Porque yéndome físicamente me alejo también emocionalmente de las realidades que tengo que estar viendo y soportando. Me llevo en mi equipaje, aparte de calzones limpios, mi amor y mi cuaderno; mi cámara y mis ojos; mis oídos y mi voz.
Y vuelve una con la vista renovada y venga a poner un pedazo de provincia en casa.
Y vuelve una ya planeando la que sigue, así, corta, sin necesidad de muchos días ni de mucho dinero, para tener a qué agarrarse cuando la vida no nos sonría mucho o de plano nos haga jetas.
Nada más se me quite esta bronquitis y pasen las Fiestas Patrias, que aquí en en pueblo dan mucha lata y durante las cuales no se puede salir porque es puente largo y todo, carreteras, hoteles, está retacado, me voy. He dicho. Esos días seguiré en la gran pintada de la verja y de alguna que otra pared. Se aceptan voluntarios, yo pongo la comida. Anotarse en comentarios, de uno por uno por favor.
Consejo gratis: No por mucho gritar "¡Viva México!" México vivirá, ponerse manos a la obra.

lunes, 30 de agosto de 2010

Sprint

Las mañanas se antojan primaverales, con flores y el pasto mojado; los mediodías veraniegos porque sube la temperatura; las tardes otoñales porque el viento es muy fresco y llueve sobe hojas caídas, y las noches, algunas, se han presentado frías casi casi navideñas. Este muestrario diario de climas es divertido aunque tiene sus problemas si dependemos de sus caprichitos. Es un saca perico mete perico vuelve a sacar que pa qué les cuento.
Es que pasado mañana comienza septiembre y con ello la carrera del final del año, el sprint anual como quien dice. Los muchachos ya en la escuela, comenzar, si una es organizada, a planear las festividades, a saber:
Ir a Morelia a principios del mes (palomita).
Ir a Puebla a una carrera de coches (palomita), lo cual es muy relativo porque si se creen que me iré al autódromo en lugar de ir a ver cómo quedó el Museo Bello y a comer chiles en nogada, van que chutan. Pero acompaño, cómo no, voy de chilebolita como siempre.
El 15 de septiembre, que este año no es cualquiera sino que es el superhiperarchimentadísimo bicentenario. Todo ha adoptado ese nombre: calles, puentes, fuentes, libros, programas, revistas. Creo que ya sacaron el brasier bicentenario, de la marca Chichén Itzbrá, que es de fibra de henequén planchado y que viene solamente en tallas grandes. O me uno al reventón o me meto al sótano huyendo del desmadre que armarán en este mi pueblo. Me lo estoy pensando porque no tengo sótano.
El octagésimo cumpleaños de mi santa madrecita, que se anuncia con bombo y platillo para diciembre. Ya estudio los menús porque los invitados (sorpresa para ella) son de su rodada y no hay que abusar de sus delicadas digestiones.
Los regaletes navideños, para los cuales hay que ir apartando parte del estipendio o ir echando ojo en las tiendas y tiraderos locales con la mente abierta por si descubrimos esa cosa rara que le gustará tanto al hermano, al esposito, al nene. Esto de ser Santaclós no deja, dicho está.
La salida de vacaciones, que este año nos toca Navidad aquí y paseo para el año nuevo, al contrario del año pasado. Si deja uno todo para el último no encuentra hotel ni con veladora.
Pero primero, primero y antes que nada, vivir, que no tenemos la vida comprada ni alquilada, mucho menos garantizada. Si acaso la tenemos homogeneizada y pasteurizada, y más en este país tan raro. Yo la voy blindando contra abusos, encajes y molestias innecesarias aplicando el simple uso de la palabra monosilábica "no". Claro que se puede suavizar con el buffer "gracias", para que quede muy monamente: "no, gracias", con una sonrisa; o con el utilísimo "puedo", "no puedo", así, sin inventar pretextos. Ya para ser más fuertes, porque se necesita valor, usamos el "no quiero", a riesgo, claro, de herir sentimientos: "no quiero ir a tu desayuno (comida, fiesta, reunión, exposición) y nos ahorramos el tener que inventar unos novelones del tipo "es que juuuuuustoooo ese día se casa mi prima Sinforosa la de Cucamonga".
Sabiduría gratis: Con tantas películas por ver, libros por leer, lugares a los que ir, pongámonos en acción o se nos acaba el tiempo; aunque digan que hay más tiempo que vida hay que hacer las cosas en nuestro tiempo de vida, que después nadie sabe nadie supo. Usemos el no, sí sirve, para sacudirnos quitatiempos.

Nos vemos antes del bicentenario, si sobrevivimos.

lunes, 16 de agosto de 2010

San Cayetano

El día siete fue de San Cayetano.
Ese día, en 1900, nació mi abuelito. Y no lo llamo abuelito porque era chaparrito, sino por cariñosidad. Él decía que era el día de San Alberto, que así se llamaba, y tal vez sí, con eso de que un buen día decidieron acomodar los santos, reasignarles fechas y eliminar a algunos con el pretexto de que no tenían suficientes méritos y haciendo caso omiso de la tradición que ya les tenía sus fiestas preparadas con misas, desfiles, bailongos y cohetones. La cosa es que mi abuelito hubiese cumplido 110 años. ¡110 años! Si es que si nos ponemos a pensar, cosa que hay que hacer de repente (consej0 gratis), convivimos con personas de siglos anteriores (mi otro abuelo era de 1897 y mi bisabuelo y bisabuela, que me duraron más que mi abuelito, de los 1870's y 80's).
La cosa es que me acordé de mi abuelito y todos los recuerdos son lindos hermosos (no era yucateco, aclaro): me dejaba recortar con tijeras, cosa que nadie me permitía, y me enseñó a mis cuatro añitos a hacer tiras de monigotitos agarrados de la mano; me compró la caja más grande de crayolas del día que mi abuelita, su esposa, me tiró las mías porque pintarrajeé la pared de la azotea con carritos y carreteritas de colores. No comprendían mis afanes artísticos, no sé cómo sobrevivieron en mí las ganas de pintar.
Es que los abuelos son una riqueza enorme. Nos comunican con otras épocas, con lo que realmente son nuestros orígenes. Mis hijos tuvieron la dicha de gozar del amor más incondicional que jamás tendrán: el de su bisabuela, mi abuelita Titita, que les permitía hacer lo que les viniera en gana y que les premiaba de igual manera las buenas acciones que las maldades. De abuelos se vieron algo escasos, porque mi papá se les murió todito cuando tenían ocho y uno y medio años, y del lado paterno la relación se ha visto impedida por cosas de las telenovelas de la vida. Una pena. Yo disfruté a mi abuelito chulo muy poco, también se me murió cuando yo tenía cinco años, y al otro casi no lo traté.
Esta semana tengo la distracción, y digo distracción porque esas tarugadas distraen de las cosas importantes, de cosas de casa: hoy tengo a dos hombres trepados en el arbolazo cortando las ramas que ensombrecen tanto el jardín haciéndole parecer cementerio. Me encantan los cementerios, aclaro, pero los frutales, que son más chaparros necesitan algo de sol. Tengo que traer hoy quién repare el excusado del baño de los muchachos que claro, con lo que trabaja el pobre, ya tronó RIP. No consigo quien, que san Inodoro me ampare. Debo comprar pintura para la barda de la calle y la verja previo cónclave para elección de color y que nadie me diga que qué color más charrote elegí o que no les gustó. Una vez adquirida la pintura agarrar a todos un sábado al grito de "nadie sale de aquí hasta que esté pintadito todo".
Y mientras, la vida sigue y no hay que quedarnos atrás.

lunes, 2 de agosto de 2010

Agosto o angosto

Agosto.
La segunda parte del verano incluye, como todas las épocas, sus particulares quehaceres, de los llamados estacionales. Es un mes angosto porque se anda acabando el verano y eso nos cae mal y lo hace sentir corto. Yo estoy haciendo encontramiento de amigas, que luce mucho.
Para la primera seguí el camino amiga de los scouts-su tía-hermana de mi amiga de las guías de la prehistoria-mi amiga buscada-otra amiga de la misma patrulla de pilón.
Lo bonito es que tras de años de no vernos, hijos crecidos, trabajos multiplicados y cambios de carrera, se siente como si nos hubiéramos dejado de frecuentar sólo algunos meses; como si el último campamento hubiera sido el año pasado.
Y se sigue una asombrando a sí misma, azorando ante las contradicciones propias que parecen nuevas cada vez. ¿Por qué quiero algo y cuando lo tengo resulta que prefería lo contrario? Es que esto de la adolescencia me es muy raro, por más que llevo décadas instalada en ella, menos mal sin el achaque del acné que es muy latoso y que nunca me dio. A ver si algún día pasa, junto con mi obsesión por la muerte de la cual me he estado dando cuenta, es un tema recurrente en mí. Tal vez hasta influyó en la especialidad que hice.
Y nos cayó una granizada de padre y señor nuestro que azotó las plantas, dejó a la higuera cacariza, al limón le tiró algunos limones verdes, mucha hoja y algo de flor. Es que es especial mi limón, los que he visto dan una vez al año y este da dos: de enero a marzo da muchísmos frutos amarillos y jugosísimos, mientras que ya está echando flor que para agosto y septiembre es la segunda tanda del año. Por vitamina C no paramos. Al rosal le apachaguó las rosas en botón, que estan abriendo algo choridas, como negras de las orillas, como si las pedradas de hielo les hubieran dejado moretones a las pobres. Los que no tuvieron daño fueron los tomates, menos mal porque me gustan mucho, ni los pimientos, que apenas están echando sus mini bolitas. Debe ser porque están pegados a las paredes, que de alguna manera los protegieron.
Y acá sigo, en mi casa de barro y chuchos, pintando, escribiendo y cocinando en mis ratos de no trabajo, para no aburrirme ni entumirme del cerebro.
Sabiduría de la quincena. Ahorrar es bueno, porque se consiguen metas y se tiene un cochón en el que azotar en caso de emergencia, pero hay que darse un gustito de cuando en cuando.
Buena noticia: vi que se puede acusar a alguien por maltrato o abandono de animales domésticos ante un juez civil, hay multa en dinero y hasta no sé que tiempo de cárcel.
Otra: Al fin no ha llovido en dos días. El sol esta secando el verdín de las aceras para que no se resbalen las viejitas.
Desde Navolato vengo.

lunes, 19 de julio de 2010

Julio va pasando

¿Por qué celebramos los cumpleaños?
Cuando se trata de edades avanzadas se entiende, celebramos que el abuelo cumpla sus noventa porque es poco común y porque nos da gusto tenerlo aún entre nosotros aunque esté todo pachichi, chorido y chumiqui echando estertores. Egoísmo, porque nos da gusto no haber pasado todavía la pena de perderlo y de ahí la celebración: otro año que nos ahorramos un dolor porque por acabado que esté el abuelo, es nuestro y lo queremos.
Cuando los niños son pequeños se les celebra porque les hace ilusión y porque les refuerza lo que ahora se llama autoestima: ese día son los reyes de la fiesta, comen a reventar, invitan a sus amiguitos y reciben regalos. Antiguamente se hacía porque de los muchos niños que tenía una, no todos cumplían muchos años, a veces ni siquiera uno, así que era motivo de alegría aparte de verlos crecer, que siempre divierte, verlos alejarse de las amenazas de las enfermedades infantiles que tantos estragos hacían entre la población menuda.
O sea que en ambos casos es una manera de tratar de conjurar a la muerte, que tan mal nos cae. Porque mientras unos cumplen otros ya no lo hacen, mueren dejando tras de sí una estela de dolor y de recuerdos.
O las fechas que sentimos como un parteaguas: la mayoría de edad; los treinta; los cuarenta.... Las décadas, que muy por dentro nos dicen que algo cambiará en nosotros. Claro que una es optimista y piensa que cambiará para bien (ahora sí maduraré, ¡qué padre!) y no vislumbra la posibilidad lógica y natural que con tal acúmulo de años el cuerpo se estropée un poquín más con cada uno, que la escalera se haga más larga, las cosas más pesadas y el tiempo más corto.
Pero cuando el que cumple años es alguien a quien una quiere, se lo festeja sin importar la cifra. Lo convida a comer, le da obsequios y le hace alboroto no para que sienta sino para que sepa que es la persona más importante del globo globalizado.

Y yo, que he terminado con los cumpleaños de julio, espero a los de los demás meses para seguir conjurando a la mugrosa muerte.

Sabiduría de la semana: Existe la cuesta de julio, con la desventaja de los gastos de verano y las inscripciones escolares próximas. Los economistas algo deberían aconsejar, yo no lo soy.

lunes, 5 de julio de 2010

¡Uys qué lindo!

¡Qué bonito!
Debe ser que el lado light de mi hiperactividad con déficit de atención se manifiesta. Hay pocos estudios sobre estos fenómenos (no soy un fenómeno, no soy un animal) en adultos, y cuantimenos en mujeres de mediana edad, que no es lo mismo que mujeres de la edad media, aclaro. La cosa es que me asomo a la ventana y veo tan re chulo el jardín llovido de toda la noche, con hongos en la sombra y flores en el sol; caracoles en las piedras y perros en el adoquín; loros en las jaulas y avecillas silvestres en la fuente, que me pongo a cantar "todo me parece bonito..." y sin químicos de por medio, lo cual es mucho mérito en estas épocas.
Me dan ganas de terminar el trabajo ipsofactamente para salirme a la calle con cualquier pretexto: comprar pan, galletas para las amigas que vienen mañana a trabajar la vida, o pipas para los pericos. Ni siquiera la cara angustiosa de Marga López en "Azahares para tu boda", que está en la tele mientras esto escribo, me conmueve. Estoy como barnizada y protegida.
Y eso que es un mes de cumpleaños. El ocho Diego, el más pequeño de mis hijos; el trece Pini, la más pequeña de mis cuñadas; el once Alfredo, el más hermano de los hermanos; el dieciocho mi chómpiras de la vida: el más shulo de los maridos. Para el veinticinco, día de Santiago, Marcelino y Chicha, mi perrita salchicha. Iré al mercado a ver las piñatas aunque el niño quiere que vaya al centro a ver las guitarras eléctricas y los amplificadores. Tanto onomástico desfalca un poco pero es más el gusto que da.
Es que soy rete borlotera. pa muestra basta el partido del sábado, que nos fuimos a un restaurante a chelear y decoré a todos de amarillo y rojo, para llegar a mi pulquería a seguir con la fiesta y los colores. Por mí festejaría todo menos el día de las madres, claro. Por mí haría fiesta de cada cumpleaños de esta casa, que somos cuatro. Por mí haría Halloween, año nuevo, posada y hasta fiesta de la primavera. Ya se podrá.
Julio es, pues, un mes de pasteles con velas y de cielos con nubes; de lluvia vespertina y sol matutino; de frescos amaneceres y calurosos medios días. De café viendo el rocío; de sonrisas bajo los paraguas y de abrazos sobre los regalos. Es un mes feliz.
Sabiduría gratis: Regale afecto, el regalo lo puede comprar donde sea.
Mantra del mes: que nos dure la alegría. Y tranquilitos, que el mundial ya se acaba y ya no oiremos cantar: oe oe oe oe marradona ya se fue.

lunes, 21 de junio de 2010

Una piensa y siente a veces

Pozi, la vida es un poco como yo, que cambia de parecer cada cinco minutos.
Y aunque cambie una de pensamiento, tal vez debido a mi atención dispersa o al cambio climático o al tabaco, hay cosas que están ahí siempre, firmes, puestas, y fijas.
Y sobre ellas siente y piensa una. Por ejemplo ejemplar, el jueves. Encuentro del que salgo hecha ojo de hormiga en plan no me mires no me mires y una, que es tan mona a pesar de que ya debería ser más arisca se pone a darle vueltas a las cosas y siente que debería dejar ser, que debería arrimarse, y el esposo que le dice a una que no, que una está bien así, que él no sólo apoya mi situación sino que es suya en principio. Que por eso también huyó y me alcanzó en la vaporosa acera. Es hermoso sentirse así apoyada, saberse así querida, pero será la conciencia aquella que tenia Chabelo o un rasgo de cristiandad anquilosada que me dice: "¿y si perdonas...?".
Forgive and forget? ¡Vaya cosa! Una no implica la otra. Una no es excluyente de la otra.
¿Hacerme a un lado, pues? ¿A cuál? No hay lados, no hay partidos, no hay sino una lealtad: con él que viene a ser conmigo misma. Pero las situaciones me llegan a hacer dudar si soy mala, malvada y gacha y me cuesta mucho, a mí y a él, conciliarme con la idea de que no lo soy, que si bien no deseo hacerle mal a quien tanto me lo ha hecho, tampoco queremos exponernos a una nueva agresión, una nueva mentadota. ¿Rencorosa? ¿Hojaldra? ¿Orgullo?
Son cosas que la apachurran a una, sentirse así, pero más, infinitamente más grande fue el dolor cuando fui atacada vil e inmerecidamente. Nunca, de verdad nuncamente me había sentido ni me he vuelto a sentir tan mal, nunca había albergado mi corazoncito de calabacita sentimientos tan feos que me costó tanto sacudir y digerir.
¿Decidiré mejor ver el futbol? Si me dan vino lo veré.
Por eso para este verano, que al fin ha entrado triunfalmente y con fanfarrias del tío Gamboín, con su lluvia y su frescura, su verdor y su descaro, habría que acomodar un poco la vida. La ventaja de acomodar la existencia es que se puede ir haciendo sin cansarse mucho, no como cuando acomoda uno la cocina o el garage. Se puede una tirar en un diván tipo psicoanálisis y acomodarse las partes del cerebro como quien juega tetrix o incluso hacerlo mientras se realiza una labor mecánica como freir pescado o suturar una encía. Acomodar, arreglar la mente para que quepan más cosas buenas, ir tirando lo que estorba, con el beneficio de que no es basura contaminante para el planeta, a menos que tiremos la poquería que nos estorba en el cerebro y el alma al alcance de los niños y se contagien. Debemos tratar esos detritus como si fueran bio peligrosos, sellarlos antes de descartarlos para que no se desparramen y salga peor. ¿Qué tal que a la vecina loca le cae todavía una bolsa de nuestros rencores y pinta su casa de un color peor? De por sí era lila con morado y ahora es anaranjado picaojo.
Eso sí, si alguien sale raspado o excluido en nuestro nuevo plan: ¡chin!
Sabiduría para la quincena: Buzos caperuzos, a cuidar lo bonito que tenemos en la vida, que aluego es muy efímera. Hagan una listita de las cosas buenas y maravillosas que hay en su vida y se sorprenderán: son más de las que se imaginaban y mucho más de las que piensa uno que tiene cuando anda arrastrando la cobija por una cosa mala. Esas, ya os dije, que se lo piquen.
Bajaron al toro prieto que nunca lo habían bajado...pero ora sí lo bajaron revuelto con el ganado.

lunes, 7 de junio de 2010

Junio es un buen mes para...

A ver si junio resulta ser un mes bueno pa ná, como tantos muchachos a los que se refería mi abuelita. Lo contrario eran los "muchachos de provecho" o "juiciosos".
Es que junio ya no es primavera pero aún no es verano oficial; los mogollotes todavía acuden a la escuela pero ya tampoco hacen gran cosa, pero falta cerrar el curso porque aún no son vacaciones.
Es como un adolescente de esos desgarbados, a los que ya les crecieron las patotas pero no el torso; o tienen unas piernas flacas y eternas pero la panza de bebé todavía les alegra la camisa. Como un caldo en el que aún no se cuece la carne pero las papas y las calabacitas ya están blandengues. Es como los miércoles, que se los tiene uno que aguantar semana tras semana.
Pero trae lo suyo. Por ejemplo, hoy en el canal 412 de cablevisión, canal "aprende", a las 2 pm comienza el programa De pinta, de mi amiga Lourdes con la que he compartido desde hace mil años los traumas de las monjas del colegio y la aventura de los campamentos y con la que hoy comparto todos los jueves pincelazos y embadurrnes de pintura en colores surtidos y texturas variadas que nos divierten mucho mientras nos reímos como si estuviéramos castigadas en la oficina de Sor Bete o de Sor Rita.
Mientras pasa junio, podríamos pensar que es un buen mes para:
1. Tomar muchos líquidos debido al calorón que nos azota. Y que no se crean que soy de las que se quejan del clima siempre, de esas personas que ante el frío, la lluvia o el calor habituales echan madres, no. Lo que pasa es que estas temperaturas son récord, y a mí el único récord que me gusta es el de Babe Ruth. Comienzo a creer en el calentamiento global y ni modo de poner clima artificial en casa para aumentar el consumo de electricidad y por ende el calentamiento del globo y de mi pobre chequera que ya parece calcomanía. Es curioso como el grosor de la tarjeta de crédito y de la chequera son inversamente proporcionales: mientras que la primera engorda la segunda enflaca.
2. Prepararse para el verano: esto es, para salirnos a algún lado que nos agrade más o que querramos conocer, o para enviar a los chamacos unos días a orear.
3. Probar todos los remedios para evitar los piquetes de moscos y si no para tratar los piquetes ya instalados en nuestra epidermis. Poner un ramito de citronella o una macetita en el buró, tomar vitamina B, untarnos todo el cuerpo de pintura acrílica verde para que el bicho se crea que somos un árbol....
Sabiduría del mes de junio: Pero sobre todo, prepararnos para aquello para lo que no sirve ninguna preparación: la vida. Y si no sirve prepararnos, ¿para qué hacerlo? Porque si no lo hacemos, digo yo, ¿en qué vamos a ocupar todo este tiempo llamado vida?
Despedida no les dejo porque no la traigo escrita.

domingo, 23 de mayo de 2010

Pozi. Poco sueño estas noches tropicales que ya se están pasando de temperatura. ya van mucho más allá de aquellas tibias de Ipacaraí y con el clima se excitan los moscos, y como una saca la patita como el periquito, fuera de las sábanas para coger fresquito, le pican en los dedos y en la planta (ouch).
Luego, como ameno despertar, la guacamaya del vecino, que seguramente está cruzada de guajolotón, da unos gritos que no son normales y que me sobresaltan. Son una mezcla entre el ruido del zoológico de Tuxtla, una película de Tarzán y rechinidos de alguna fábrica automotriz- A las 7 am en domingo. Nada que ver con mis loros, tan educados que no gritan sino hasta que de plano se le hizo tarde a su mamá (Manolo) y ya tienen mucha hambre y ganas de salir. Percy avisa cuando pasan las águilas con un crujidito tipo prrrr prrrr que no molesta y Concho, cuando quiere que le hagan caso, grita "Holaaaaaa Holaaaaaa" con su voz de señora. Los australianos gorgojeyan y los canarios pían. Muy correctos en sus emisiones sonoras mis bichos. Es casi como despertarse a mentadas tras de haber dormido poco. Palabra scout que no son preocupaciones lo mío sino tropicaciones nada más.
Porque hay veces en que la vida nos pide mejor ocuparnos de tarugadas y no sudar las cosas grandes, que en realidad van caminando en buena dirección y así nos evitamos agobios, aplastamientos de moral y hasta insomnios nerviositos, que son peores que los climáticos (y que los climatéricos, asegún sé).
Porque hay ocasiones en que una debe cerrar los ojos y abrir el vino. Porque a veces una debe cerrar la puerta y abrir un libro. Porque a veces hay que ponernos en plan no egoísta sino confortable, y detenerse a oler las flores. Aunque parezca paradójico, se aprovecha mejor el tiempo y se rinde más cuando hay que rendir, con la ventaja de que haciendo esta pausa se ve con más claridad lo que se tiene, y se abraza y se le consiente y hasta, si decidimos levantarnos tantito del diván, se le lleva una cerveza, o se les guisa un solomillo, o se les da un pellizquete.
Porque hay días en que lo mejor es alejarse del planeta, pero felizmente, no huyendo.
Porque hay noches de insomnio seguidas de días de siesta y eso equlibra la vida más que el Zen.
Y estas son de esas noches.

FLASH DE ÚLTIMA HORA: HA LLOVIDO TODA LA NOCHE Y HA AMANCIDO SOLEADO. ESPEREMOS QUE SEA YA EL INICIO DE LA TEMPORADA DE LLUVIAS O TIEMPO DE AGUAS, COMO DECÍA MI ABUE.
2° FLASH: VENDO LIBROS.

domingo, 9 de mayo de 2010

Los aguaceros de Mayo

Nublado, y se oyen truenos. Tláloc quiera que llueva y bien. Que comiencen esos aguaceros de mayo cuya canción ya nadie recuerda, sólo los guardianes de los acervos; estos que decimos alza tu pieza y no me dilato, sólo por el gusto de mantener vivas las expresiones.
Vengo llegando de la ciudad donde dicen pues'n y donde las viejitas se llaman Paz'n. De la ciudad de José Clemente Orozco cuya obra acabo de admirar. Nunca volveré a ver tantos Orozcos'n juntos'n y con la suerte de que era la última semana en el Cabañas'n y que viene una exposición de Botero que ni me gusta. Éjele.
Allá tampoco había llovido y los 35° pesaban. Las aceras son como radiadores que le van a una quemando hasta el calzón y atravesar la plaza Tapatía sin camello no es fácil. Nada que no aliviara una Pacífico, un jugo de lima o una nieve de tejuino, pero antes de llegar al oasis y beber la cosa está que arde. Y sigue siendo una bellísima ciudad, con todo y su tráfico y crecimiento, llena de cosas bonitas y como para madar a mis hijitos porque sobran las muchachas bonitas y altas.
Y heredé más muertos. Mi madre se ha dado a la tarea de heredarme sus muertos. Ya el año pasado me pasó la estafeta de unos bisabuelos suyos del panteón de Belén, que cerraron en 1894, y ahora me entregó otros del de Mezquitán que abrió en 1896. Su abuelo, su tía abuela, pelirrojos. El calor y el suelo calizo me hacen pensar que si los saco encontraré momias tipo Guanajuato. Ni modo, quedaré de guardiana de los sepulcros como otra función mía en la tribu.
Y volví a ver a una pareja de tío y tía de allá y a mis primos sintiendo como que los había dejado de ver ayer. Amorosos y lindos, cómo no.
Y lo bien que dureme uno cuando está de vacaciones, puro paseando, y nada más regresar, aunque vuelve una a brazos amados y a lo suyo, también regresa a las preocupaciones.
Y una que es tan mona y se portó bien con su mamá y le tuvo la paciencia del siglo; y la mamá que se comportó también y no se torció nada esta vez; y la gente que sonríe, cede el paso y dice buenas tardes en la calle; y las aceras de cuadritos rojos; y las donitas y hasta el olor de los lonches que ni me gustan. Volver a Guadalajara es volver un poco mi niñez y volver a la niñez es volver a reírnos de nada y de todo.
Día de madres: Yo me hago taruga, odio esa celebración por machista y cursi y como ya no me quiero gastar en explicaciones como cada año, sólo me hago mensa... o ya que me están vacilando mis hijos con que me van a poner "las mañanitas" y todo, tal vez me una a la celebración un día de estos y les pase el recorte del anuncio del periódico de la agencia Jeep que dice "cámbiale el coche a mamá", o el del de Mexicana de aviación: "manda a volar a tu mamá", y aprovechando la coyontura me vaya a Águilas, Murcia con mi cómplice y corresponsal de por allá. He dicho.
Sabiduría de hoy: Hagan algo que los regrese a la niñez un poquito, aunque se ensucien o mañana no puedan caminar.
Frase en boga: Que llueva que llueva la vieja de la cueva...
Cuatro despedidas las tengo para ti escritas.

domingo, 2 de mayo de 2010

¡Mi cava está sufriendo de escasez! Habrá que surtirla como habría que surtir el tiempo con cosas agradables. Eso ya lo hago yo, antier yendo por la calle en el coche me encontré haciéndole caras a unas viejas y me comencé a reir al darme cuenta de que me sigo divirtiendo con lo mismo que me divertía de chiquita. Y como fue día del niño pues me dije que seguramente mi niña exterior está más viva que nunca. Qué bien. Seguiré con ese espíritu que es la ostia para batear problemas y agobios, además, a mí eso de las mortificaciones tipo mi abuelita, mi mamá o Sara García no se me dan mucho; no son mi estilo. Muera la amargadencia.
Estoy viendo la tele (La Familia Pérez, Joaquín Pardavé, Sara García, Beatriz Aguirre) y sacan un spot en recuerdo de Carmelita González, la actriz que acaba de morir y pone "valuarte del cine nacional" ¿Será que valía su arte? Lo malo de saber leer es que lee uno cada cOOoosAAAa.... Ya estaría de Dios.
Y como la vida es sueño y soñar no cuesta nada, me fui al concurso de elegancia, pero no de señoras fufurufas, sino de automóviles antiguos. ¡Ay cómo me gustan algunos!, los prefiero mil veces a los de ahora. Cuando iba con mi papá a alguna exposición de ese tipo, me reía de que de cada carro hacía un cuentote: que si estos eran buenos porque tenían tal motor, que si aquellos salían malos de la transmisión, que si el Güero tenía uno de estos y él uno como este.... Pues ahora así estábamos nosotros. Se siente uno momia egipcia cuando ve en plan antigüedades los coches de su infancia, pero ver los de cuando una ya manejaba es digno de la prueba de carbono 14. En fin, vi iguales a mi Caribe (se llamaba Chencho, Indecencio Menéndez), al Renault 12 del marido, al Safari que le regalé yo. Eso aparte de los cuarenteros y cincuenteros que adoro; otro Cadillac 59 me enamoró. No tengo remedio. Sin embargo, recordé una frase de allá de mis mocedades que nunca entendí bien si era para conformistas o qué: "No es necesario poseer las cosas bellas, basta conocerlas y amarlas" (Gibrán Jalil G. -era jaladín, se reconoce). No nos quedamos a ver al Juli porque el marido tenía reunión con sus hermanas. Ni modo, pa l'otra. Mijo mayor me dice "qué le ven a ese marica" y yo le digo si no quiero besuquearlo, vaya, sólo lo vería actuar.
Guadalajara: de nuevo la ciudad más bonita del país me espera. Nos vemos el miércoles, firma de autógrafos incluida.
Consejo baratito (no es made in China): aprovechar cuando hay tranquilidad mental para crear, hacer esos trabajos que se pone una sola, que salen mejor con calma. Guardar el "trabajar bajo presión" para el trabajo remunerado que nos ponen los clientes o los jefes.
Ya con esta me despido pero pronto doy la vuelta.

domingo, 18 de abril de 2010

¡Uf! ¡Vaya quincena....!
Pa empezar los famosos April showers, lluvias aisladas de abril que siempre caen pero de las que nadie se acuerda al año siguiente agarrándonos desprevenidos. Otra corroboración de que el tiempo es hombre y de ahí su naturaleza indecisa y veleidosa.
Luego las bolsas que truenan (las de valores, no las de mi mandado).
Más luego la perrita salchicha cuyo trabajo es entretenernos está dando el viejazo: reumatismo generalizado.
Para el penúltimo día, dícese antier, celebraba yo si no por todo lo alto sí por todo lo regular mi aniversagrio de casada (no es dedazo), cuando me entero de que el dizque gobernador, jefe del Distrito Federal o como se le diga ahora al Regente o Gerente de la ciudad, el tal Ebrard, cuya función en la vida es convertir la ciudad en circo, dice que a partir de junio en esta mi calle, frente a mi casa de adocreto y flores, pasará una ciclovía. Esto significa montón de gente andando en bicicleta, desde ningún sitio y hacia ningún lugar, a lo tarugo, dejando su tiradero de bolsas de papitas, vasitos desechables y toda suerte de miasmas y porquerías, además de que los que aquí vivimos y que pagamos el predial carísimo y por centímetro cuadrado no podremos estacionarnos frente a nuestras casas. Túveme que unir al pie de guerra. Ni modo, no es cosa de dejarse.
Luego, cuando disponíamos a descansar y estaba yo en traje de noche o sea pijama, problemón total y uno a pinchemil kilómetros sin poder hacer mucho más que escupir ideas y jalarse los pelos: mi suegra, que tiene Alzheimer y que se salió en la noche a deambular por a saber qué barrios de Madrid y no supimos en qué hotel estaban alojados hasta amanecer. Desde las 3 de la mañana toda la familia de allá estaba convertida en brigada de inteligencia, con nosotros como sucursal acá (base 2). Pasamos, allá y acá, una noche de perros.
Esa enfermedad es horrible y dolorosa, para el que la padece mientras tiene aun ratos de conciencia, y para el que vive con el paciente o lo cuida. Mi bisabuela lo tuvo y vivió 97 años; mi abuelita que tenía setenta y tantos la cuidaba porque era la única hija mujer, ya viuda y con todos los hijos casados. Menos mal mi bisabuela tenía esa hija y cuatro hijos varones. Vivía, además, con uno que era un médico rico así que nunca le faltó atención y ayuda. Pero cuando no se tienen recursos. ¿qué se hace? Menudo problema. Yo no tengo hijas....Bien dice Hilda que vayamos nuntando nuestros morlacos para poner nuestra propia casa de retiro, sólo se aceptan amigotas.
¿Karma, diría Carla?
Me acuerdo de Titita, mi abue, que era sabia como yo y me decía: "hija, si digo o hago chocheras me avisas". Nunca las dijo, conservó la mente lúcida hasta en día en que murió a los 93 añitos, pero yo le hubiera avisado, como buena amiga. Yo paso.
Please shoot me.
Sabiduría de la quincena: Definitivamente las personas son como los vinos: el tiempo mejora a los buenos pero agria a los malos. Ni hablar.
Tarugada para la quincena: Protestaré, usaré una camiseta protestando, firmaré, cerraré mi calle.
Un saludo a mis cuates que me están viendo desde la colonia Del Valle.
Solicito ideas para mis protestas protestantes contra Ebrard. Gracias anticipadas.

lunes, 5 de abril de 2010

¡Uf! La primavera no lleva ni dos semanas y ya estoy cansadísima. Pero claro, venga a pintar paredes, venga ir a fiestas y jolgorios, saraos y festejines. La semana pinta peor porque la Miss Oaxaca que limpia esta casa se fue a su tierra. Por lo pronto yo, para ser prevenida, me escapo a una comida mañana, así no veo las hojas que se acumulen en el jardín ni los trastos del fregadero y, como ojos que no ven... no me mortifico. Sabia que es una, ni hablar. Espero que mañana haya cachuela, que necesito calorías para tanto quehacer.
Me trepé en una escalera al árbol de limones y me quedaron los brazos como si me hubiera peleado con el gato.
Y mientras llega el siguiente trabajo -la vida es un mientras- me dedico a eso que llamo "mis cosas", como si mi trabajo no fuera mío. Mis cosas son todo aquello que involucre letras, pinceles, papel (incluso del baño), café, horno, tierra, plantas, pantallas y mi cama de piedra.
Y también mientras, como todo, el jueves santo fui al centro que estaba más vacío que algunos cerebros que conozco. Unos días antes fui a Bellas Artes a ver, o más bien a gozar, la exposición de Magritte. Al salir, Josie y yo nos subimos a la terraza del Sears, octavo piso, a tomar un café y en el cielo estaban, puestas sólo para nosotros, las nubes de Magritte. Idénticas a las que acabábamos de ver en un cuadro. El café también era surrealista, y el metro más, así que completamos la lección muy didácticamente.
Y me regaló mi madre un retrato que hizo de mi padre cuando eran novios. O sea que el cuadrito tiene sus buenos 54 años. Está mi papá, flaco y largo como él era, lo cual da la impresión de que mi mamá emulaba a El Greco, con su pipa de fumar. Lo he desmarcado y limpiado, porque en tantos años como estuvo arrumbado, le cayeron mierdas mil entre las que destacan unos chorretes rojos-cafés que parecen pintura. No recuerdo bien si mi papá tenía un lunar en la sien derecha o es mugre. Me remitiré a las fotos. Pobre cuadro.
Se murió: Un personaje de mi novela nueva. RIP.
¡Esta semana pagan! El bolsillo se recupera. Debo varias cosas: predial, cava, copias.
Sabiduría de la quincena: No teman que nomás Dimas temió.
Mantra de la quincena: Yo no vi eso Yo no vi eso Yo no vi eso (haciendo bizcos surte más efecto para olvidar los traumas)
¿Por qué dicen felices pascuas? No sabía yo que se usaba eso aquí, pensaba que era cosa gringa. Quein lo sepa me lo explica porfaplis.

lunes, 22 de marzo de 2010

Primaveralmente

¡Oh! -dije al abrir la ventana- ¡la primavera está aquí!
Llegó y se metió todita a mi casa, a mi jardín y a mi cama, a la cual tuve que quitar uno que otro cobertor. Ya se estaba asomando, no muy tímida, en forma de sol, flores, cantos pajariles y huevos de canario. Creo que hasta a mis hijos les están dando ataques de correteos primaverales como al Mogwly. Yo como que quise hacer la gringa spring cleaning, pero con el trabajo y lo demás, creo que al terminaré en otoño. De cualquier manera sí hice lavar algunos vidrios y he tirado dos que tres cosas inútiles y guardadoras de polvo. Lo malo de tirar algo es que años más tarde se le ofrece a uno la porquería esa, y heme aquí buscando un volante que según yo no tiré pero que tal vez haya ido a parar a la basura o al ropavejero en la última mudanza. Lo necesitaba para ponérselo a un mugrero de carro y que se vea menos peor al venderlo.
Total, el 21, tras una noche de no dormir, fuimos el ruco y yo al Estado de México a ver un terreno en Metepec, desyunamos en la plaza del pueblo, en unos portales que acaban de hacer. Da una sensación rara el pueblo, se ve que no era nada y como a su alededor han crecido fraccionamientos y condominios, han tratado de arreglarlo. El resultado va siendo (aún no es) raro: mezcla de nuevo con viejo remendado; lo viejo era poco. Por ejemplo los portales de la plaza, tan obviamente nuevos, a una calle de un templo colonial muy lindo: se sienten falsos. De ahí nos fuimos hasta Villa Victoria a un evento de autos antiguos en uan ex-hacienda hecha hotel. Elegante, según, pero también con sabor a nuevo rico, a que hicieron mucho nuevo donde había poco viejo. Nada que ver con la hacienda Galindo, por ejemplo. El sol estaba en su máximo volumen y hacía brillar más los coches. Me enamoré, lo confieso, de un Oldsmobile 1959: tenía que ser.
Acabé al fin el cuadro de patas de pollo, al que llamo "naturaleza muy muerta" y me decidí a pintar algo más sustancioso: milanesa de cara, o sea un tema taurino. Mis patas de pollo (las del cuadro, que de eso yo nada) han levantado comentarios muy distintos que van desde el modesto ¿Juat? hasta el no mames, pasando por el qué original. También terminé el Rabo del Perro de San Roque, y me da mucha emoción porque rara vez termino algo. Tal vez esté superando al fin mi déficit de atención. ¡Welcome to Beautiful Menopauseland!
Y tras de terminar un trabajototototote agotador y pesado como lápida, me dedico a mis otras cosas mientras viene el que sigue, que espero sea menos pesadote y más remuneradote, ya puesta a pedir. Así es mi diario acontecer, en rachas: rachas de trabajo, rachas del otro trabajo, del creador que me gusta más, es como mi círculo de la vida. Así debe ser la vida, para que no sea plana e igual siempre y nos matemos de aburrimiento.
La encuesta pasada la llevé a la ONU para ver si les da por abolir el día de la mujer. Para que vean que sí les hago caso.
Sabiduría primaveral: nadie sabe lo que pesa la alergia más que el que respira el polen.
Mantra para la quincena: Sobreviviré a la Semana Santa.
Si se van a la playa, avísenme.

lunes, 8 de marzo de 2010

Día de la mujer y demás tarugadas

Hoy es el Día de la Mujer.
Cómo si nos hiciera falta otra fecha comercial en el calendario, convierten la conmemoración de que unas personas (conste que pongo personas, sin hacer énfasis en su género) fueron atacadas por exigir sus derechos, en regalar florecitas, hacer actos babosos como el que se echó mi mamá antier con la Márgara (léase la primera dama de este país) llevando harta gente hasta Puebla; arreglar escaparates para que la gente entre al Sanborn's y le compre a su novia, a su mamá o a sus hermanas el disco de "mujeres divinas" o alguna nacada del estilo, o ya de perdis la lleven a merendar al Vips donde le obsequiarán una rosa a la entrada.
No creo, siento, ni quiero que me "festejen". No me parece lógico que me feliciten por el accidente biológico que hizo que naciera yo mujer, como tampoco me gusta que lo hagan por el otro accidente fisiológico que me hizo parir chamacos. Felicítenme cuando logre algo por mí misma, como lo hicieron cuando me recibí, cuando junté mis fierros para un viaje o para cambiar al fin mi carcacha por un carro nuevo. O cuando lograba que el Manny se comportara en algún sitio; o cuando vean mi pasto muy verde y parejito; o cuando me quede de rechupete la comida o entregue el trabajo a tiempo.
Tal vez lo que pasa es que están todos acostumbrados a que yo haga las cosas bien y ya no les llame la atención. Como a Manny, al que como era tan tragón nadie le decía "qué bien comiste", como a los niños ñengos que cuando comen dos cucharadas de sopa los alaban, mientras que él ya llevaba tres platos. No hay que ser, hay que apreciar las cosas y no darlas por hecho, que si no, Manny dejará de comer y se pondrá flaco esmirriado y feo, y yo dejaré de cumplir mis deadlines a ver si me preguntan los clientes como a las niñas aplicadas cuando reprueban: "¿qué te pasó? ¿Tienes problemas?". Y mis asiduos comensales, ¿se procuparán si notan un desmérito en sus sagrados alimentos?
Y sí, diré, tengo el problema de que me congratulan por taradeces en las que nada tuve que ver y no por lo que con tanto trabajo logro, aunque se piensen mis parientes, nunca me he explicado por qué, que me la paso rascándome las destas.
Hoy me invitaron a un festejo del día de la mujer, organizado por nuestro delegado en Coyoacán, el otentote. Iré, cómo no, nada más para ver si agarro el micrófono y les digo lo que en este texto está en color azul, para que se caguen y me digan como mi amigo Pancho de los Fernández de Asturias: "Ay, Lore, qué rara eres"
A lo que yo respondo, tan mona: "Gracias".

Por fa. (nunca les pido nada no sean gachos) Dejen su opinión y respondan la encuesta que va directo a la O.N.U.

domingo, 21 de febrero de 2010

Debo estar orate

Si es que yo debo estar loca.
Cuando no tengo trabajo me ando jalando los pelos y me pongo a hacer otras cosas que son parte del catálogo de mis monerías: pinta aquí, pinta allá; hornéate unos bollos o un pastel...hazte un capitulito, desentilicha la casa, pon algo de impermeabilizante, siembra algunas flores, enséñale palabrotas a los loros. Ya casi, porque en casi se quedó, aprendo a tejer a gancho. Y ahora que llevo dos semanas con trabajo constante veo aquel lienzo sin proyecto, aquel molde sin masa y la mesa que prometí pintar para mi casi octogenaria madrecita y me desespero: "a ver cuándo me doy tiempo de hacer todo esto". O sea, que si no tengo malo y si tengo pues también. No hay forma de darme gusto según piensa el marido. Debe ser mi hiperactividad en su froma adulta.
Pero yo sí me doy gustos y gustazos. Me fui a la fiesta de Hilda, mi confidente de secundaria, y me lo pasé en grande. Canté, reí y gocé. La música era un trío de cuatro (beleive it or not) que cantaba los consabidos boleros de los cuales sólo me sé algunos estribillos; no eran afectos a esa música mis papás, eran más bien de la cosa del swing y el boogie woogie. Pero uno de los integrantes, el único que no calificaba para el ancianato municipal, nos hizo el favor de tocar otra música más adecuada a la edad de la concurrencia. Yo pa pronto me aventé con alguna ranchera en la mesa (Paloma negra, Lore la Grande) y algún rock and roll al micrófono. Y me sentí bien, no porque cante bonito, aclaro, sino porque esa soy yo: Lore la animosa, la alegre, la parrandera y vacilona. La que no fruncía el ceño, la que cantaba y bailaba siempre, la que inventaba los planes, a la primera que invitaban.
Entonces, a la noche ya en mi cama en esos momentos que ya no son de vigilia pero que aún no son de sueño, me traumé. Mientras el clan de scouts se desvelaba en mi jardín yo me desvelaba y, como no hay manera de darme gusto, pues, me preguntaba "¿quién me ha robado el mes de abril?".
Esta no soy yo. ¡Sáquenmen de aquí! ¡Auxiliénmen! Y por la mañana acudí a cortarme ocho kilos de greñas (dejando viva mi trencita lateral, of course) en un afán regresivo, progresivo o simplemente de cambio, no lo sé; y por la tarde cogí una de las guitarras que duermen el sueño de los justos en esta casa, junto con mi café y mi 43 (licor, porque pistolas no hay de tal calibre), para descubrir que las uñas de señora no van con ella.
Así que mi estado de ánimo está como el clima: veleidoso. Miércoles y jueves lluvia y heladera; viernes y sábado solazo y calorsito. Por eso es hombre el clima, porque es veleidoso y por eso en algunos lugares dicen "el tiempo" para referirse a él, porque es relativo.
Y para colmo, mi pueblo secuestrado por medidas de seguridad porque a delegado se le ocurrió, en el marco de SUS celebraciones del bicentenario (harta estoy de la palabrita), invitar al Evo Morales y traer para el acto hartos camiones de borregos, cerrar calles y hacer un escándalo de discursos, arengas y chirimías todo el día.
Sabiduría de la relatividad: Si Einstein hubiera vivido aquí no le hubiera tomado tanto trabajo descubrir eso de que el tiempo es relativo.
Mantra de la semana: Debo ser yo, debo ser yo, debo ser yo..... aunque deba estar loca.

domingo, 7 de febrero de 2010

¡Qué feliz!

Pues sí, qué feliz hoy me siento yo, y no precisamente como dice la canción "después de hacer una buena acción" sino en un plan más egoísta: por recibir buenas acciones de la vidorria.
Tras de cuatro días de lluvia incesante, de esa que parece mojabobos pero que con tantas horas de caer acumuló y acumuló, el sol salió a todo lo que da. En esta casa de locos el único estropicio fue una humedadsita en un muro, pero en esta ciudad de más locos y en varias zonas del país de locos multiplicados hubo inundaciones. Para mi sembradío y para los parches del pasto fue bueno, creo yo, aunque reconozco que me quedé bastante encerrada esos días. Lo bueno: pinté e hice monerías; lo malo: no me oreé. Mi casa aún sigue helada, será por grande, será que la fachada de atrás pega al norte.... bien buscaba mi padre, del que saqué lo sabio, casas oriente-poniente.
Más feliz porque el sábado, tras de meses de planear y anhelar, me reuní con mi primo-hermano Humberto y su súper familia. ¡¡No lo veía hace treinta y cinco años!! Dadas las lejanías -viven en Hermosillo a megamil kilómetros de mi pueblo- nos quedamos de ver en una ciudad mucho más pacá. Todo fue alegría y se nus unió la Cecilia, prima adorada, desde tierras Michoacanas, con sus plebes. pa que vea el marido que los Salmones somos bellos y vamos más allá de sus ansias pesqueriles. Además, el día 5 cumplimos él y yo hartos años juntos, hasta gusto da. Claro que una los ama mucho a los cónyugesitos, pero ya en plan 24/7 es difícil, ¿eh?, que conste en la historia.
Trabajo URGENTE: Que me llama uno de mis mecenas para darme un trabajo que alguien le pedía de manera urgente, para ayer, instantánea e inmediata. Lo acepté a pesar de ser overnight (la falta de trabajo es la madre de algunas psicosis) y me ataqué de risa cuando vi el tema: ¡¡¡tratamiento farmacológico de la eyaculación precoz!!!! ¡Con razón le urgía! Yo, que soy tan mona, lo hice pues ipsofáctamente, no se fuera a suicidar el urgido y desesperado cliente.
Ocio: Que me pinto un cuadrito; que me hice unas fundas para mis almohadas; estoy haciendo tomates deshidratados y comida para ver esa cosa que es el Súper Bowl y que, viviendo una con tres monstruos de viril tontosterona tiene que ver y hasta gritar "¡fumble!". "¡completo!" y demás gritos apasionados y rugidores a coro.
Sabiduría de la quincena (para conservar la cordura): En tierra de tuertos, el miope es rey. Esto para ver si me acabo de adaptar a las gafas, que me echan cardillo con las luces de los autos en la noche. Y eso que compré antirreflejantes, mejor hubiera pedido lentes antiderrapantes, vaya a darme un chingolpazo.
Que se lo pique la inflación y la cuesta de enero que ya pasó (falta la de febrero que, dicen, es peor)

lunes, 25 de enero de 2010

Enojos y Gran descubrimiento

Enojos. Dícese de encabronamientos, enfados y rabias en general excluyendo la hidrofobia como patología. Me siento enojada, para donde volteo veo razones para enojarme más. Pura caca. Buscaré en el vademécum a ver si aparte de antidepresivos, ansiolíticos y demás drogas apendejantes hay algún anticabreo de administración oral porque lo último que apetece es una pinchaculina o inyección. Creo que sería mejor que manden trabajo, antes de que arroje a alguien por la ventana o lo que es peor, los mande a Veracruz.
Al fin terminó el invierno, que este año duró casi cuatro semanas. Es mucho para estos lares. Ahora lo que procede es prepararse para mejores climas:
1. Preparar la tierra para la siembra del dos de febrero. es tradición cuyo origen ignoro ese día arreglar jardín, poner tierra, plantas y sembrar semillas. Yo pondré este año mis consabidos tomates que todo mundo vilipendia en esta casa diciendo que las plantas son feas, pero bien que se los zampan cuando salen. Los pondré en orillas poco visibles, no worry.
2. Ponerse la ropa de calor, siempre y cuando aún nos quede. Si no, pues hacer dieta, ejercicio, o resignarse y adquirirla en tallas más grandes.
3. Retacar las cobijotas, colchas gruesas y chamarrotas en el clóset previa lavada.
4. Y el más importante, salir más.
5. Asolearse un poco las piernas que para estas alturas tienen una tonalidad blanco azulado nada sana y bastante cadavérica que puede asustar a los niños por la calle y ya no digamos en la playa o piscina.
Podemos a su vez, los más vagatranes, ir planeando las vacaciones que siguen, o sea las de Semana Santa, antes de que todo se retaque y no hallemos cuarto ni en el Hotel Cucaracha. Y los menos vagatranes cruzando los dedos para que caiga trabajo (ayudarme en eso, por favor, jamás sobran las cruzadas de dedos).
También son estas fechas propicias para tachar los propósitos del año nuevo, los que los hicieron, porque ya se notó que no harán nada de eso.
Gran descubrimiento: ¡El perro de San Roque tiene rabo! Tras de exahustiva documentación e investigación en el Vaticano llegué a esa conclusión. Además es un chuchote tipo borrego flaco que haciendo gala de la fidelidad canina acompañaba al Santo Varón en sus peregrinaciones a los lugares santos. Ya os haré llegar la foto de la época. ¿Por qué no lo canonizarán?
Mantra de la quincena: Que el chucho de San Roque me proteja.
Consejo de la quincena (muy sabio como siempre): El que corre en la escalera se le sume la mollera.

domingo, 10 de enero de 2010

Mal de ojo

¡Ah Jijo!
¡Y yo que pensé que en Texas hacía frío! En esta nuestra ciudad y en casi todo el país el enfriamiento global (calientamiento mis calzones) se ha dejado sentir con gran enjundia. He y hemos, todos, sacado ropa que no nos poníamos desde la última glaciación. Yo al menos, con gorro tejido, bufanda y una chamarra de piel con forro borregoso que compré alguna vez que en tierras lejanas me nevó y que pensé jamás usar aquí. Yo, que soy de camisetitas sin mangas; yo que siempre fui regañada por mi abuelita por salir tan "en cuerpo"; yo que siempre andaba descalza, parezco ahora un esquimal perdido en busca de algún mamut para quitarle la piel.
El año lleva diez días y sólo vi el sol, tímido y en forma de resolana tibia, media hora hoy.
Incluso traté de hacer las cabañuelas pero nadie me las va a creer si digo que en julio y agosto estaremos congeladosy sin sol, solamente me creerán la parte de la lluvia.
Mal de ojo: Tras de toda mi vida haber sido famosa por tener una súper visión de súper héroe, de ser la que veía el letrero del autobús ocho calles antes y distinguía de qué color tenía los ojos la mosca que se paraba en la copa de un pino, comencé con mal de ojo. Todo empezó porque sentía a veces una mini molestia, como si tuviera una fibra de algodón que me estorbaba en el ojo izquierdo y me ponía colirio. Luego me di cuenta de que en España no leía con claridad los letreros de los nombres de los pueblos en la carretera a lo lejos, y entendía groserías lo cual era muy divertido para mí pero preocupante para mi salud visual. Me comenzó a pasar en carreteras mexicanas y nos preocupamos más porque como quiera están en mi idioma, pensaba yo.
Total: el análisis y estudio del ojólogo arrojó que tengo miopía en el ojo izquierdo, de menos uno, lo que sea que eso signifique. Tanto leer, trabajar en la pantalla esta, coser, haber hecho mini repellos en las muelas ajenas durante doce años. Tal vez debí quedarme con el hobby del volley-ball en lugar de la lectoescritura, a saber. Ahora a usar gafas, verde militar obviamente. Quería unas como las de la Miss Feldman, la directira de mi primaria, de forma de mariposa con pedrería pero creo que no las hacen desde 1964. Si alguien tiene unas en el cajón de la abuela, las heredaría yo feliz, gracias.
Es horrible perder los súper poderes. He perdido mi vista de águila para siempre. ¿Qué seguirá?
Así comenzó el año, congelada y medio tuerta. Pueden llamarme Casimira alias la Venadita, que no me ofenderé, y he de mudarme al noveno B.