Siempre

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lunes, 11 de octubre de 2010

Batallas

Hace algún tiempo decidí, para fines prácticos y también blogueros, dividir mi vida en periodos quincenales o hebdomadarios y ya no dromedarios que duran más. Ha funcionado de alguna manera.
Sin embargo, últimamente he notado que cada día enfrento una batalla, grande, mediana o pequeña, y me pareció más justo y más claro dividir mi tiempo en batallas. No importa si alguna dura diez minutos y otra dos años. No puedo dividir en luchas ganadas y perdidas, porque todas las pienso ganar, simplemente las más difíciles durarán más porque yo no quitaré el dedo del renglón y, como decía Javier el mozo de mi papá, le "necearé". No hay peor lucha que Lucha Villa.
Agencia Nissan o Batalla de Okinawa: Dejo mi camioneta para que me den un presupuesto de frenos, a ver si se necesitan balatas y rectificación de discos y cuánto me costaría. Me llaman, me dan un precio estratosférico y no lo autorizo; voy por mi vehículo. Me salen con que ajustaron frenos y cambiaron líquido. Me monto en mis trece (¿caballos, motos, bicicletas?) y desfilan ante mí varios tipos en bata en orden laboral ascendente hasta llegar al gerente General, que era Cabo y va que chuta. Yo, que soy tan mona, jamás pierdo la paciencia y les explico que yo no pedí eso, que si se lo hicieron sin mi autorización pues muchas gracias, pero no lo pagaría. Una sonriente y tranquila yo les dice que con gusto pagará las grapas que faltaban en unos hules pero de frenos nada, porque solamente pedí presupuesto. Me dicen que para ver los frenos tuvieron que limpiarlos... sí, les digo, con un trapito, si quiere cóbremelo, pero no se necesita cambiar fluído ni ajustar para ver. Me quieren, agrego, cobrar un diagnóstico como si me lo hubera hecho del Dr. House, y una banda del alternador como si fuera la del Recodo o la de Gleen Miller. Hora y cuarto después gané la batalla. Por cansancio, tal vez, pero terminó en "cóbrenle a la señora sólo lo que pidió".
Dice el marido que sí cambiaron el fluído pero que no ajustaron los frenos, porque la palanca del freno de mano estaría dura. Él sabrá, se cree que los hombres nacen sabiendo esas cosas así como una nace sabiendo freir patatas y cambiar pañales cagados.
Batalla del casting de albañil: Más rápido que un tren hice mi casting de albañiles y contraté al que ganó. Estoy, por tanto, con muebles arrimados y cubiertos de sábanas. Para no pensar que está la casa hecha un asco, me imagino que es la residencia de verano de Sir Loin Steak una vez que este se va a Londres y los criados cubren todo. Esta batalla está a medias, sigo comprando armas (cemento, yeso, pintura, blanco de zinc...) y defendiendo el frente.
Próxima batalla: El asunto del agua, estelarizando en el papel del enemigo en Gobierno (?) del D.F.
Sabiduría de la quincena: La lucha es mucha pero hay que ponerse trucha.
Mantra sabio a repetir: "Yo no pedí eso, yo no pedí eso, yo no pedí eso..." Como ya vimos, es útil para batear proveedores encajosos, pero también sirve cuando la vida nos da cosas que no pedimos, o sea, todos los días.
Cursilería que se me escapó pero que es verdad: amo a mis hijos. Son un par de soles.