Siempre

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martes, 10 de diciembre de 2013

Las pastillas pegadas y la histeria

Y que nos cae diciembre de nuevo. Y digo nos cae y no me cae porque: a) me cae se oye feíto y b) nos cayó a todos, no sólo a mí.
Me agarró en curva. Participé en una expo-venta de cuadros y hube de estar dando vueltas a la Casa de la Cultura donde fue, menos mal, aquí en el pueblo. Cada que iba me sentía como de pinta, porque tenía (y tengo) harto trabajo. Es bueno que lo tenga porque a) me caen unos morlacos para navidad, b) aprendo, sobre todo en este tema, el del capítulo cuatro, que me concierne: "anemia hemolítica autoinmune"; es un poco la vanidad de que hablen de una en los libros, aunque no pongan mi nombre, sé que soy yo, como cuando nos reconocemos en la novela de un amigo/conocido (o enemigo que es peor porque nos pone como el perico) y c) porque tengo pretexto para estar histérica a gusto y no ponerme a hacer la parafernalia navideña. ¿Cómo hacer monerías gastronómicas y compras astronómicas con tanto trabajo? Pero me daré tiempito, cómo no, para hacer las galletitas, comprar el pavodonte... Árbol no pondré, puse unos cuantos monigotes y un micro-belén liliputiense en ocho minutos y medio. Y como no podemos dejar sin visita de Santa Claus a los infantodontes, surtiré sus cartas que constan de juegos variados de vídeo, unos tenis, un brazo para micrófono especial, una mesita de madera donde quepa la computadora grande y los rellenadores de calcetas (stocking stuffers) que sean mi voluntá.
Y es que, ya que vamos de diagnósticos, Diego (hijo al fin y al cabo) dijo que ando histérica por que se me junta en lavado con el planchado (observador el chamaco). Sí, por ejemplo hoy: Miss Oaxaca Jr, Maistro Francisco arreglando el techo, con las consiguientes idas por material, revisiones del estado de la obra, abrir y cerrar portón; clientela humana y canina a comer. Pero parece que es mi estado normal, sólo varía la causa. Me pongo de los nervios si tengo mucha chamba y si no tengo pues también aunque haga adobes, es decir, trabajo del no remunerado. Menos mal que tengo pretextos que si no, me calificarían de loca natural y eso sí que no, lo mío no es natural. Nunca.
Para pintar me hago espacio, pero sólo en el taller, nunca en casa. Hice unos pescados que me quedaron a todo dar, luego se me ocurrió hacer unos pequeños y pegarles en el cuerpo un montón de pastillas, comprimidos y píldoras caducas que ya tiraba el esposo, tan lindas, de colores y formitas, y otras que me regaló una amiga a mi petición. Estoy pintando por encima de las pastillas y el profe me pregunta que cómo llamaré a esos cuadros. Pensé un poco y le dije: "Doctor Salmón". Todo vuelve a la base, a la familia. Qué bonito.
Pero siempre hay cosas sabrosas y relajantes en puerta, o en ventana, según. Comidota de mi cumpleaños con mis compis; otra con la family. De viaje creo que este fin de año no habrá, o al menos no planeado, y no me importa, con lo que me gusta estar en mi casa de barro y chuchos. Mejor me tomo mi ponche o mi chocolatote allá atrás, en la discopulquería, para que el esposo tenga pretexto de encender su estufa-chimenea antigua de fierro. Esa, la que era de su padre. Con esa chimeneíta y un buen libro (y un licorsín) qué me dura el frío.
Y ya que empiece enero, que es como una mañana muy larga en la que no acaba de salir el sol, retomaré una novela que tengo en pedacitos, la pegaré como las píldoras de los pescados.
Sabiduría decembrina (de pilón): denle denle denle no pierdan el tino.