Siempre

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domingo, 24 de abril de 2011

Santísima Semana

Estas semanas santas yo no suelo hacer procesiones a la iglesia cargando estatuas, ni me pongo hábitos y sambenitos, ni voy a la playa cargando hieleras con cervezas. Hice mi procesión al centro de mi ciudad, como si fuera una turista más acompañada de mi fiel escudero Esposo.
Babeamos cual paletos las pinturas coloniales y españolas, todas de tema religioso para ser ad hoc con las fechas, del Centro Banamex o Palacio de Iturbide. Y me di cuenta, hablando de religiosidades, que reconocía yo los nombres de los pintores novohispanos por haberles estudiado en el colegio de monjas, con la maestra Paty del Guío, que era del Río pero pronunciaba mal la R de manera que decía Gubens, Guembradnt, Bagoco y Gococó. Tal vez por eso me esforcé mucho en entender su clase, que era valiosísima. Los otros pintores, prestados del Prado, ya eran mis cuates también. Peregrinamos al Museo del Estanquillo para cambiar de tono y de ahí al Salón Luz. Cuando nos cansamos de cerveza y acera nuestra procesión se dirigió al Casino Español donde celebramos la Semana Santa con un tragadón y nuestro amigo Don Faustino I, que nunca nos falte.
También fui a la inauguración de la nueva museografía de la colección de ex-votos de mi vecina doña Frida Kahlo. Se los debe haber volado de varias iglesias. Qué tiempos. Quedaron muy bien, antes estaban en la pared de la escalera y no los alcanzaba uno a leer, además dieron un hambrigú bueno y unos buches.
Los cohetones de la santa semana se dejaron oir para susto mío y de todos mis animales, otra no aguanto.
Y unos días atrás vi a mi marido bucear. Nunca lo había visto más que en prácticas en alberca, porque me decía que si lo miraba hundirse haciendo glu-glu-glu y echando burbujas, mi instinto sería arrojarme tras él y sacarlo de los estos. Pero no, resulta que con toda tranquilidad me quedé en la lancha y nadé y todo sin angustiarme arrullada por las olas tropicales del marino mar. ¿Sería que no era una buceada normal sino que era una misión póstuma-amorosa?
Porque yo, que soy tan mona, soy una esposa ideal, que no se queja si el señor se va de pesca o de buceo. Claro que las cosas deben ser recíprocas y una no debe sentirse culpable si se va de libros o de chismeo. Las esposas ideales las pasamos canutas pero valemos la pena.
Me encontré en un canal de esos de nostalgia la película "Un millón de años antes de Cristo", de 1966, y llamé a mis hijos para que vieran a la Raquel Welch y se les vaya haciendo buen gusto. Una que es además buena madre, deveras.
Y más nostalgia tuve porque se reunieron en casa de mi madre su hermano y su primo. Qué lindo tener tíos y tías, aunque ya no le den a una su domingo. El hermano de mi mamá se ha ganado el título de tío favorito desde que nací.
Sabiduría de la quincena que incluye Pascua: si me dan huevos de pascua, por favor que sean estrellados con chilorio o con frijoles maneados. Ya de perdis con tocino.

lunes, 11 de abril de 2011

Spring cleaning

Pozi, la primavera llegó disfrazada de verano como suele hacer aquí; sube la temperatura a los máximos anuales entre el veinituno de marzo y la Semana Santa, y decae en cuanto caen las lluviecitas de abril y luego los aguaceros de mayo. Ya nos lo sabemos, pero hay que quejarse y chillar porque hace mucho calor y sobre todo ser agoreros y echarle la culpa al calentamiento global y a los fines del mundo que están más cerca cada vez. No es nada que el ponerse ropa ligera y tomar algo fresquito no alivie, digo yo que amo el calor. Las gringas siempre hacen su "spring cleaning". Como en mi experiencia no son ellas de limpiar muy seguido, aprovechan el pretexto para poner a toda la familia a sacar las bolas de polvo acumuladas bajo las camas y pasar la aspiradora por toda su casa. Creo que hasta barren y sacuden. Pues acá también aconteció algo similar: mi señor marido se dio a la tarea de arreglar su clóset. Vació la parte superior, esa donde deja uno cosas que no usa y que suelen estar ahí desde que se cambió uno a la casa y hasta la próxima mudanza. Sacó trajes que hacen feliz a mi ropavejero porque es chaparro pero gordo y subiéndole dos metros a los pantalones y mangas le quedan divinos los trajes de mi esposito; zapatos, cuchufletas descompuestas y cajitas de cartón. Dieguito, el más pequeño de mis hijos, hizo lo propio y desechó montón de CDs con tareas a saber de qué semestre; papeles, cuadernajos destripados, pedazos de juguetes que aún sobreviven, pinturitas secas, calcetines huérfanos y mil chácharas más. Dejó libre uno de sus libreros, completamente. Yo, que soy tan mona, ya había hecho algo así hacía un mes. Pero lo mío era con otra mentalidad. Si me muriera ahora mismo, o me abdujeran los marcianos y mis hijos quitaran mis cosas, ¿qué pensarían? ¿Qué babosa era mamá que guardaba los boletos de cuando fue a ver a Rod Stewart, a Paul McCartney, a Pink Floyd? ¿Creerían que era yo pirómana si hallan la coleción de carteritas de cerillos que hice alguna vez? No tengo nada que pudiese ser fuente de vergüenza, las únicas cartitas de amor que tengo son de su papá y ultimadamente lo criticarían a él por cursi (pero el amor es cursi, sobre todo cuando se es muy joven). Ningún documento que no quisiera que leyeran ni foto que no pudieran ver. Aún así, es demasiado el mugrero que guarda una y vaya, si tiro las medallas del volley ball, no por eso olvidaré que siempre ganaba; si me deshago de las boletas de calificaciones de la Universidad no anularé mi título; si tiro unos vasos morados aunque hayan sido de la tía Sinforosa, la de Cucamonga, no faltaré a su memoria. Mis recuerdos, mis cariños, la tía Sinforosa, están en mi mente, en mi corazón y en mi alma, que yo sí tengo y es gordita, no están en mis muebles ni en mi ropero. Y si un día perdiera la memoria, ¿para qué quiero acordeones que evoquen lo que de todas maneras no significaría nada? Incluso acabo de corroborar que ser ordenado es bueno, necesitaba los doce recibos de la hipoterca del 2010 y los saqué del folder donde los fui poniendo conforme llegaban, en el archivo correspondiente. Hoy, por cierto, mi marido no sabe dónde se ha dejado las llaves, cosas veredes. Sabiduría gratis: Cundo veas la bodega de tu vecino vaciar, pon la tuya a quemar. Nota del editor: no sé pa que carambas pongo encuesta si no la pelan, gracias.