Siempre

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domingo, 3 de agosto de 2008

Domingo latoso

Paseo: Salí al centro, esta vez en automóvil, a llevar latas para cooperar con los Scouts. El esposo encontró un lindo sitio para estacionarnos y entregamos en el Zócalo dos costales de latas aplastadas. Como eran 310 latas, no nos tocó parche pero sí diez sopas ramen, cortesía de un patrocinador.(Algo es algo)
Café: Lo tomamos en el Centro Cultural de España, donde sí dejan fumar y tiene una vista maravillosa de los lomos de la Catedral. De ahí al museo de la caricatura (un churro) y a una tienda donde le compré una camiseta de Iron Maiden a Diego por treinta pesotes... es que los Vans cuestan mil y le hube de decir que nones.
Luego aventura automotriz: el esposo probándose los Peugeots, a ver si le quedaban y sí, le queda uno. Manejolo, gozolo, frenolo y cotizolo.
De regreso: pasamos por pan y de paso pepenamos unos charales y unos ostiones para ir a casa a freir y comer.
La tarde: Dada la lluvia, me dejó dormirme media hora y ponerme a trabajar en mi tercer archivo, que entregaré mañana en lugar del martes, ahí nomás pal gasto.
¡Si seré mona que trabajo en domingo!

1 comentario:

Manuel Menéndez dijo...

Esos charalitos estaban maravillosos. Se ve que a los que vivimos en esta casa dios nos trata mejor que a los judios. El hecho de imarginarme comiendo mana en lugar de charales... No, no, no. Pobrecillos.