Siempre

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viernes, 8 de agosto de 2008

Viernes alegre

Hoy: hice paseo cual si fuese domingo.
Por la mañana me dediqué a diligencias varias: zapatero remendón, banco, marketa, escuela. Volvime al lar y el esposo invitome a comer. Los vastagotes no quisieron ir. Accedí yo, ni tarda ni perezosa, y acudimos a una cantina galega. Trátase de afamado restaurante-cantina.
Comí unos caracoles con sabor a mi infancia remotísima y una paella de colosal tamaño, que hube de empujar con tres cubas. Mientras, el trío Gayosso amenizaba la comida con sus alegres y estertóreos cantares, y alternaba con otro trío: los agonizantes hermanos García López. El más joven frisaba los ochenta. Vimos la apertura de los juegos olímpicos: puras chinaderas y mariconadas, de la cual hicimos sana mofa y buen pitorreo.
Al salir, mi abdomen protestaba por haber sido forzado con tanto llantar y para bajarlo caminamos alegres por el Panteón Francés, donde vive mi papá. Una hora paseamos por entre aquellas vetustas y enlamadas tumbas, mudos testigos de penas centenarias, y volvímonos al hogar a ver la lluvia desde el tejado del jardín.
Lindo mi paseo y linda mi tarde. Les recomiendo el itinerario.
Consejo de hoy: (gratis): Traer en el bolso un alka seltzer o un sobrecito de carbonato no es mala idea.

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