Siempre

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lunes, 9 de febrero de 2009

La verdadera sabiduría

La verdadera sabiduría, la auténtica inteligencia, es la capacidad de sobrevivencia e incluye la habilidad de usar nuestros recursos para aprovecharlos al máximo y lograr así una economía de esfuerzo, dinero y tiempo. Esta definición (mía, desde luego) se aplica a todos los rubros de la vida. Veamos:
Trabajo: Los atajos o short cuts en esta área nos hacen rendir más y entregar a tiempo, lo cual nos consigue más clientes apantallados que nos recomiendan. Usemos el copy paste cuando se pueda.
Hogar: Las astucias en este campo nos permiten llevar bien la casa y las minucias que esta contiene como son el marido y los hijos, así como las demás mascotas sean pericos, gatos, perros o Mowglis. No se trata de amarrarnos la escoba al culo para barrer la azotea mientras tendemos la ropa, sino de allegarnos mañas y truquitos como hornear varias cosas a la vez para toda la semana y así economizar tiempo y gas a la vez que proveemos un menú variado y tal vez hasta saludable.
Belleza: El ducharnos al tiempo que nos exfoliamos, masajeamos, humectamos y aseamos es ahorrar tiempo y no sentir que lo desperdiciamos en cosa tan superficial. Usar el rubor como sombra ahorra comprar y cargar tanta cosa y el tiempo que emplearíamos en buscar.
Relaciones humanas: Podemos organizarnos un desayuno para varais amigas, o una fiesta para mucha gente de repente y así lograremos ver a muchos seres queridos de un trancazo.
Por eso, en aras de lograr la verdadera sabiduría, el consejo de hoy está más que ilustrado en la fotografía. También se puede colgar la jaula del perico en el jardín y se sembrarán girasoles automáticamente.
Yo, esta semana, tendré que traducir diez páginas diarias de un tema por demás pesadito, así que habré de echar mano de todos los atajos. Se aceptan sugerencias, ideas que vayan más allá de la sopa de lata (que es de los mejores inventos, viva Mr Campbell), consejos y ayuda material. Esto es, si me traen un toper con cuete mechado, espaghetti Alfredo o Consomé con verduras, gracias. Sólo recuerden que sea grande porque por acá comemos mucho y muy seguido. Diego llegó de campamento y siempre vuelve con un hambre que le dura ocho días; Manolo anda desaforado con el apetito como exacervado y yo, como siempre, de antojos.
En esta casa el más normal es el ruco.. ¡así estamos!
Consejo extra (gratis): Seamos optimistas: si la criada no llega, en lugar de echar madres, pensemos en los pesos que nos hemos ahorrado, y que barra doble al otro día.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lore tengo mucho arroz amarillo del otro dia, te lo mando por email para que puedas trabajar agusto
Pau

Manuel Menéndez dijo...

Nunca abusaría del copy paste
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Lorenitachula dijo...

juaaaaaaa
ya se ve, tío
tqm