Siempre

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lunes, 8 de septiembre de 2008

¿Sólo Veracruz es bello?

Partimos a Veracruz. En realidad hubiéramos querido ir a Acapulco pero cambiamos destino para llevar unos libros que le conseguimos al suegro. Para eso tuve la idea de buscar en librerías de usado porque son ediciones viejas que ya no hay: le compramos siete. El hijo mayor sólo fue para ver a su abuelo. Total, nos dijimos, hay piscina en el hotel y comeremos rico. Nos llovió todo el tiempo, de amanecer a dormir. Vimos los camiones turísticos con sus botargas de Mickey Mouse y de Shrek, con sus cabezotas hechas por los piñateros del mercado: horrorosas. Eso sí, el camión lleva sus cumbias distonantes a todo volumen y más focos que un árbol de navidad. Cuando era pequeña no en balde las pocas veces que llegamos a ir a Veracruz yo suspiraba por Condesa y por la Costera Miguel Alemán porque el turismo en Veracruz es gacho y no ha mejorado.
El pequeño iba algo agripado y en lugar de curarse con el aire de mar empeoró con la lluvia y porque el pobre intentó meterse a la piscina un rato en que amainó, para salir tieso como bacalao congelado. El suegro ni se dejó ver. Como el domingo amaneció peor, con aguacerazo y oleaje fuerte, nos regresamos temprano y le dejamos sus libros en el hotel. Comeríamos en Puebla pero la lluvia nos siguió y continuamos hasta casa.
Algo bueno hubo: El esposo pudo bucear el sábado, una cena deliciosa con un Chianti excelente y una comida sabrosa con cervezas al 2x1.
Próximas vacaciones a Hermosillo o algún lugar así de seco.

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