Siempre

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martes, 27 de septiembre de 2011

¿Cómo regañar a un gato?

El regaño, ese arte ejercido a veces mal y a veces peor por padres y maestros, ha sido aplicado sobre mí por mi mamá, mi papá, muchos más maestros y monjas de los que quisiera recordar y alguna jefa Guía algo parasitosa. Alguna vez el marido se ha querido tomar la libertad de hacerlo pero le hice ver que padre ya no tengo desde 1992. Yo lo he usado con mis hijos (es un mal necesario), mis perros y mis loros, que no deben decir majaderías cuando viene la abuela, con resultados variopintos pero siempre con la noble intención de educarlos.
Sushi, su nombre legal, a quien yo llamo Pachita y que es una gatita de ya dos meses y medio, se orinó sobre el diario que me disponía a leer. Verlo y correr a mear fue en un segundo. Como quiera alcé las secciones mojadas, justo las que me interesaban. La regañé como a un cachorro canino, no sé más, y le importó un camote de Puebla. La llevé a su arena con el mensaje "eso se hace aquí"; pensé que tal vez donde nació la enseñaron a hacer sobre el periódico y me dispuse a leer "Deportes" y "Anuncios clasificados", las partes secas. Ya qué.
A la siguiente tarde, Pacha jugaba en mi cuarto y me desconectó la televisión dos veces por estar correteando su pelotita. ¡No!, le dije como a los perros, y ella sólo me vio con cara de "¿qué le pasa?" y siguió a lo suyo. Las perras, si hacen algo indebido como escarbar en el jardín en busca de no se qué o dejar un recuerdo hediondo adentro de la casa, entienden cuando pregunto: "¿quién hizo esto?", y la culpable baja las orejas o se tira a pedir perdón. ¡Fea! -le grito- y sale a meterse a su casita Geo.
Pero a Pachita le digo ¡No!, y sigue mordiéndome el dedo gordo del pie derecho o jalando el cable de la computadora, tan campechana.
La pregunta no es entonces cómo la regaño sino para qué. Creo que era más fácil con mis retoñitos humanos, tan chulos ellos.

Que Button es muy bueno manejando en lluvia, dice el marido, y yo le respondo que es lógico, que es inglés. Su gente maneja lloviendo desde que inventaron los automóviles. Que pongan pistas con baches en la Fórmula Uno y ya verán cómo Checo Pérez gana todas las carreras. He dicho.
Y para los que sí saben de coches, estuve con Chip Foose hoy y la verdad, fui muy feliz. Ya me veo trabajando en el próximo proyecto de Overhauling en el Nomames Channel.

Y la sabiduría de la quincena es.... es... Volviendo a las amigas viejas, buenas, malas, regulares y demás, no hay que esperar de los amigos protocolos e invitaciones lacradas (de lacre, no de lacra). Si me habla Pancracia y me dice que Chencha me invita a su fiesta, entiendo que Chencha no puede llamar a todas y me siento halagada igual por la invitación. Qué padre son esas amigs con las que las cosas sólo fluyen durante años y ls sigue una viendo con tanto gusto y cariño.
Chamba de la semana: Más reumatismo de mano, tema soso pero útil algún día.
Y tramitar la nueva tarjeta de circulación de mi camioneta, que por capricho del oligifrénico señor Ebrard ya ni siquiera puede salir los martes, cuando tiene cuarenta mil km. Pagando el trámite, claro, pa su saca....

domingo, 18 de septiembre de 2011

Amigas viejas....

En mis juveniles campamentos cantábamos algo que decía "make new friends but keep the old, one is silver and the other's gold". Con nuestras, modestia aparte, juveniles y bien acopladas voces, decíamos ante la fogata una gran verdad en una época en la que nuestras amigas más viejas tenían dieciseís años de edad y cinco de amistad. Ahora tenemos amigas antiguas, muchas desde aquel entonces y otras de años posteriores pero no por ello lejanos: de la secundaria, de la prepa, de la universidad, del postgrado... Esas valen oro. De las "nuevas" es cierto que unas valen plata, pero otras no. Se va dando cuenta una al compararlas entre sí, cómo algunas con las que llevábamos diez, doce años, de repente la mandan a una al carambas porque ya no les servimos para nada. Otras, de tres años atrás, se interesan por nuestra abollada salud, nos llaman, nos impulsan a escribir para "entretenernos", nos prestan libros; es decir que se comportan como amigas viejas. O sea que a las viejas amistades, si usamos el adjetivo como sinónimo de buenas, las podemos conocer ahora mismo. O mañana. Y a las nuevas, las que ni valen la pena, desconocerlas en plan que se lo piquen.
Y fuime a Puebla para el Grito. la plaza lucía muy animada y jolgoriosa con mariachis y multitudes desde el balcón de palacio. La comida linda, el clima sabroso. No nos llovió, el sol presumió bastante. Temprano al otro día partinos a Tlaxcala a una visita de su conventazo, de 1523. Primer asentamiento de los franciscanos en este lado del Atlántico y cuna de los cuatro primeros cristianos americanos, unos tlaxcaltecas que bautizaron ahí. Amo los conventos antiguos, con todo y sus fantasmas. Incluso nos hospedamos en elegante hotel que fue convento y comentaba yo que se nos iba a aparecer el Padre "Pior" (que es peor que el Prior). No se nos apareció así que regresamos como estábamos, sin daños. Bonitas actividades las planeadas esta vez, así si vuelvo. Me traje la idea de pintar mi pulquería como esos muros conventuales en los que se han rescatado trozos de los murales originales.
Ycasi entra el otoño, dicen el gran árbol del jardín y el Gran Dios Brócoli, que ya comienzan a soltar tímidamente unas cuantas hojitas, como amenazando con convertir dentro de un mes estos lares en un cementerio de follaje y a Vítor el basurero en demente.
Y yo sigo adolorida, algo tiesa, pero menos, menos. Caminé harto en Puebla y aguanté bien.Tengo que ir al médico ya, que ya pasó mes y medio de la última vez.
Que Miguel Ríos se jubila, retira o lo que sea. Bueno pues tendremos que decirnos "bienvenidos" entre nosotros.
Sabiduría de la quincena: No dejen las cosas para lueguito, que lueguito siempre es tarde o ya no llega. Háblele, como dice el gordo de Telmex; mándenlo, nada pierden; busquen lo perdido, tal vez lo hallen; recuerden lo olvidado; limpien lo sucio antes de que se pudra.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Pues sí, o como decía el ruletero del chiste "pues no y se baja".
Me gusta el jugar por jugar, por eso me cae bien Chika, mi perra loca, y ahora la gatita que tiene Diego al que ella llama Sushi o Vichyssoise (qué elegante) y yo simplemente Pachita (que es diminutivo de Paz'n). Lo que más la aloca es un trocito de elástico como de quince centímetros que le regalé; más que su perrito o su pelota, más que la mano del marido, con la que juega luchas grecorromanas hasta el agotamiento. Él queda como si se hubiera peleado con el rosal y ella se duerme en algún huequito acogedor.
Y lo que nunca, escribiendo una nosobiografía. Me la han pedido y yo me divierto como la gatita contando mis dolencias casi como agua pasada. Y digo casi porque me falta, me falta...
Sorpresa: Tras de estar atirantadota tanto tiempo me doy cuenta de que hay que cambiar la tarjeta de circulación de la camioneta por una "con chip" (ojalá fuera potato chip). Otra de esas taradeces que inventa el "gobierno" del D.F. para arrancarnos unos morlacos que irán derechito a las campañas del PRD o a las arcas del Mierbrad. Repito: lo odio. Me enteré porque ayer en el noticiero han dicho que hay prórroga, lo que significa que el tiempo normal para el pinche trámite se me ha ido; ahora he de enterarme cómo cuándo cuánto: por qué nunca lo sabremos.

Y me comí un lacón con grelos, hace años no lo comía. Me acordé de Manolo aquella vez que a sus trece añitos se nos moría de tanto que había tragado y le salvó la vida San Servetinal. No aguantó el lacón y una olla de fabada el pobre.
Museo del objeto: En la colonia Roma, se anuncia como gran exposición de adminículos de uso cotidiano antiguos, lo cual me atrajo, pagué mis cuarenta pesotes para ver dos cajitas de detergente, una lavadora, una tele más nueva que la mía, varios pares de zapatos tenis y tres fotos de María Conesa. Un timo. Hay más chácharas de época en mi mueble de la sala, de verdad. O cobro por verlas o pido que me devuelvan lo que pagué en el dizque museo. También entré al MUCA Roma, cuya exposición consta de tres almohadas con manchas de sangre, como de adolescente con comedones; un cuarto cuyo piso está forrado con un linóleo con un ojote, y un chaak mol hecho de piezas Lego. Menos mal no cobran entrada, que ya hubiera sido el colmo. Nos quedamos por ahí a comer en el Centro Gallego.

Cuando compramos el Ford 1955, el dueño original que nos lo vendió, un doctor de noventa y tantos años, nos contó que en ese carro viajaron "hasta Guanajuato". Pues hasta allá iré, no el puente que viene, pero prontito, que me gusta mucho no por su cuestión histórica legendaria mitológica sino por su arquitectura colonial y rinconcitos sabrosos. Me acordé de "Las buenas costumbres", de Carlos Fuentes, que retrata el tipo de sociedades de esas ciudades de provincia.

Sabiduría de la quincena: Un regalo no te pertenece hasta que lo has agradecido. Gracias.