Siempre

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lunes, 6 de abril de 2009

Paella, Semana Santa y la vida

Otra vez llegan a mi vida, y a la de todos, estos días muertos. No sabe una si es domingo o sábado y mucho menos que es lunes.
Pero se disfruta, con todo y calorón. Ayer fui a la presentación de un disco altamente recomendable (Querencia, del Terceto de Guitarras de la Cd de México) y el sol fue moviéndose, entre acorde y acorde, hasta empezar a freir mis hombros y mi rabadilla, que están más o menos acostumbrados, pero la anatomía, el termostato del marido y sobre todo su epidermis no soportaron, por lo cual movimos las sillas y las pusimos debajo de una palmera. No nos zurraron las palomas, aplaudimos gozozos y regresamos con la falsa promesa de lluvia: nos cayeron tres gotitas microscópicas.
Paella gigante: pensamos que dos kilos de arroz y tantos tropiezos necesitaban una paella más grande y compramos una que hará morir de envidia a la Casa Juan. Ahora donde necesitamos más capacidad es en el estómago.
Reencuentro de la vida: La vida, que a veces es muy generosa y otras francamente regiomontana, me hizo reencontrarme con mi prima Cecilia. Es una felicidad enorme. Gracias, Doña Vida.
Sigo queriendo mi tatoo pero también sigo queriendo no tener razones para discutir y pelear. ¡Oh contradicciones del espíritu! Hasta tengo visto el salmoncito hace años, de colores, muy coqueto y pequeñín como un charalito.
Sabiduría para los días muertos: Revívanlos haciendo algo que les gusta y que hace años no hacen: ¿jugar volleyball?, ¿dibujar con prismacolor?, ¿tomarse una chaparrita de mandarina?, ¿ver El libro de la selva?, ¿jugar Turista?, ¿cantar con la guitarra?....
Si hacen la visita de las siete casas, incluyan la mía, siempre hay café.

1 comentario:

Manuel Menéndez dijo...

YO tengo un antojo de comida china. A ver si el miérdoles, que igual y nos liberan temprano, me voy a comer a algún restaurante chino de los que están frente a walmart de universidad, casi casi con eje 7.