Siempre

Siempre

jueves, 29 de octubre de 2015

Los amiboos yuna santa madre

Un día Dieguito, el más pequeño de mis hijos, me preguntó: "¿Qué vas a hacer mañana?". Yo, que soy tan sabia y que tras de chorrocientos años de casada he aprendido que detrás de esa pregunta vienen encargos sin importar lo que tenga una qué hacer ese mañana, quise saber por qué preguntaba. A ver si puedes ir a Liverpool a la hora que abren -me dijo candoroso. Eso es a las once, a media mañana -respondí azorosa. Es que salen unos amiboos nuevos y yo no me puedo salir del trabajo para ir a comprarlos -aclaró ruboroso. ¿Qué son esas cosas? -pregunté suspicaz.
Resulta que los amiboos son unos monigotes o figuritas de personajes de los videojuegos que de alguna manera, vía chip, cordón umbilical o telepatía, se conectan al juego cuando les ponen encima de una cosa. Se meten a la pantalla y participan de la acción como personaje. Le hice bastante ad-misericordiam al hijo, para que vea que nomás porque soy una santa iría. Me dio un buen billete para el efecto y fui apercibida de que tenía que ser a la hora de abrir o se acaban. O sea como si fueran birotes. Llegué al susodicho almacén previa estacionada en el mall y salí a la calle por una escalerita como de personal. Vi una cola de gente y me imaginé que ahí era. Al último de la fila le pregunté si era para los monitos y me dijo que sí aunque creo que se ofendió porque llamé así a sus amados amiboos, Me di cuenta de que yo era la única señora o mamá, los demás eran hombres jóvenes, entre los dieciocho y los treinta años, bastante digamos gachos. Si iban a gastar en comprar esos monos, ¿no podrían gastar en unos zapatos, o de perdida en un desodorante? Antes de abrir la tienda dos señores de traje pasaron con una lista recorriendo la fila. Traían anotados los nombres de los amiboos y cuántos les habían llegado. Yo necesitaba a Lucina o Robin, quien sea que fueran. Ya no había y llamé al hijo quien me indicó cuál comprara; se lo dije al señor de traje y de dio una tirita de papel rosa mexicano con el nombre del personaje que podía yo adquirir. Había, por cierto, límite de amiboos a comprar por persona. Me sentía tan estúpida ahí formada entre esos tipos con patinetas y mochilas que llamaban por teléfono ordenando a otros fodongos que fueran a tal o cual Liverpool. Le dije al empleado trajeado: "oiga, si ponen un anuncio solicitando gente para empleo estos seguramente no vienen, ¿verdad?".
Todavía no era hora de abrir el almacén cuando nos fueron pasando por una puertita misteriosa a una caja donde te cobraban el mono y te lo daban y pa fuera. Yo me esperé a que abrieran y eché un ojo a los zapatos que estaban carísimos. Luego Diego me informó que los amiboos salen sólo una vez y que los que hacen la cola los revenden a los coleccionistas ganándose unos buenos pesos, Yo, que soy tan buena, no le cobré nada.
Y esta semana leí un libro llamado Wilt, de Tom Sharpe, y me pareció que le gustará mucho a mi hermanote con su humor negroso. Le preguntaré si lo ha leído. Y leí Alfanhuí, de Sánchez Ferlosio, y pensé en Fred, Ídem.
Y hartita ya del día de muertos que aún no llega pero Coyoacán se cree Janitzio. Menos mal que la educación es laica, porque les meten a los niños estas supersticiones cada año con más enjundia. Y más menos mal que este fin de semana es la Fórmula Uno aquí, que esposo entretenido vale por dos.
Mañana viene el maistro a pintar el techo de la cocina y a reparar la fuente del jardín, que el agua se sale y es el club acuático de los pájaros. Agárrenme confesada. Miss Oaxaca pierde el tiempo porque le hace la plática al albañil. Wish me luck.




8 comentarios:

Fred dijo...

EL INFRAMUNDO DE LA FOTOGRAFÍA.

Empapa, Lore, una badana de ocelote en agua fuerte diluida al onceno de su ley. Nomás acaricies con ella la superficie de la foto, verás cómo se van desprendiendo grúmulos como cabecitas de azabache de alfiler de Comala: son los nitratos de la plata que ahorita se van yendo, dejando en su lugar unas calvitas de perspectiva profunda y como asoslayada, que abren un plano soterrado y huero de estampas y figuraciones: mero desierto de Sonora en miniatura.
No me la vuelva a tocar en siete días, y póngala a buen recaudo de escuincles y descuideros. A la séptima noche, en las doce campanadas, sumerja la cartulina en solución de goma arábiga al diez por ciento en vinagre de Campeche. Espere un tantito, como cosa de media hora... Saque el daguerrotipo del caldo filoso y (ahorita me tiene que hilar fino) con los dedos índices extienda los bordes de la calvita hacia los lados, como forzando la abertura. Entonces verá que las dimensiones del papel se agrandan como por merito sortilegio y que lo que era calvita es hora una puerta de entrada de tamaño que le permita a usted penetrar en el submundo de la estampa, a poco que se agache y que se atreva.
Dizque en el estado de Guerrero de esta patria, es artería bien socorrida. Yo -a qué mentirle- solo lo he conseguido cuatro veces. En la más memorable, recorrí el inframundo de un cuadro de El Bosco y aún no me he repuesto del evento.
Ándele sin miedo.

Anónimo dijo...

Mal haya quien dijo miedo.....
Si hasta ya me conseguí mi disfraz del Padre Maciel para que no vengan los chamacos a pedir calaverita a mi casa (dulces o dinero).
Los daguerrotipos no se me dan mucho, con eso de que no les debe dar luz porque se velan, los tengo en el sótano junto a unos catafalcos que adquirí en las ofertas de enero, muy bonitos ellos con sus herrajes y de color gris acero, tipo Mercedes 180. No hay polillas, por eso se conservan sus forros de terciopelo (o ciertopelo como dijo aquél) morado y negro como nuevecitos, como recién salidos de la fábrica de telas. Mi madre tiene unos daguerrotipos en sus marquitos de madera tallada que se cierran con pequeñísimas y doradas bisagras donde se aprecia una su bisabuela que se ve bastante malencarada. Eso tienen esas fotografías, la gente posaba muy adusta y se queda una con el trauma de que su ascendencia era muy amargada.
Y por eso me gustan los calvos, como mi padre, porque les ve una un poco el cráneo y se nos afigura que no engañan tapando con copetes sus pensamientos. ¿No lo crees así? Desconfiemos de los que llevan sombrero siempre.
Lore alias Plasmada en un lienzo

Anónimo dijo...

a mi también me molesta que anden pidiendo dulces los niños. si son pobres se entiende, pero los que salen con sus disfraces carotes y sus nanas que les den de palos. Conste que nunca lo hice ni dejé que mis hijos lo hicieran, me parece descaro.
Mayra

Fred dijo...

Me acaba de llegar un correo de la "Librería de Bolsillo", invitándome a una charla que darán el martes sobre la novela de Julián Ayesta "Helena o el mar del verano". Ya te he hablado, Lorena, de esta pequeña joya (apenas noventa páginas), escrita en los años 50-60 del pasado siglo, y que es una bellísima y nostálgica relación de un amor adolescente. El escenario es esta ciudad mía, o mejor sus paradisíacos (así los veo yo) alrededores. Una pequeña playa que frecuentaba hace muchos años es la localización pon más significativa del relato. Claro que estos detalles quizás solo tengan importancia para mí...
Siempre recomiendo (sobremanera a las mujeres) que no dejen de leerla (Editorial Acantilado, 10 euros), porque saber de ella y no hacer porque otros la conozcan puede llegar a ser pecado.
Beso, Lore.
PD.- Estoy de acuerdo con que el jodido Halloween es una memez insoportable; un dejarse comer el coco por los dictados gilipollas de los yankys..., que nos quieren igual de bobos que una buena parte de sus boys (y boyas).

Anónimo dijo...

Corre a la charla y me cuentas. Espero hallar por acá a Helena...

Fred dijo...

La música amansa a las fieras:

https://youtu.be/OdeOyrLHdSg

B.

Anónimo dijo...

hermosa voz.... y en el bosque...pero no me amansé
Tu intención es lo que cuenta, gracias
Lorena

Manny is Dead dijo...

Sí que chocan las personitas disfrazadas. No hay mucho por hacer a la hora de la globalización de tradiciones. No olvidemos que la navidad no es invento champotonero así como la producción de cerveza no es arte zapoteco.

Pronúnciese un "¡Ahí, madre!"cada vez que una abnegada madre sacrifica el bienestar de su lomo en aras de apoyar el coleccionismo "guic".