Siempre

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sábado, 1 de febrero de 2014

CATALOGO DE COSAS NECESARIAS PARA EL HOGAR Y SU DESCRIPCIÓN, CON APARTADO ESPECIAL SOBRE LA MANERA DE ADQUIRIRLAS

Para formar un hogar se requiere de muchas cosas, lo primero es conseguir el marido. El marido es una cosa que nos pasamos toda la vida civilizando, pero al que queremos más cuando se porta como un bestia. Un buen marido es dificilísimo de conseguir pero, si se encuentra tal garbanzo de a libra, debe cuidarse y no sobre explotarse, a riesgo de perderlo o matarlo a punta de corajes como suele pasar hasta en las mejores familias.
Luego, hay que hacerse de una casa. La casa es una cosa que queremos cada vez más grande, con más piezas, muebles y jardines, pero que cuando se nos ocurre limpiarla deseamos ver más pequeña: sin escaleras, con un sólo baño y cuarenta metros cuadrados de superficie total.
Vendrán, si Dios nos da licencia (o carné si vivimos en España), los niños que, por el contrario, son unas cosas que crecen cuando no queremos que lo hagan, y que, cuando queremos que se porten como mayores, vuelven al estado fetal para ser doscientos por ciento dependientes.
Para llenar la casa y hacer la vida diaria agradable y práctica se necesitan más cosas. Los muebles, por ejemplo, son unos objetos más o menos grandes que se llenan de otras cosas porque tienen puertitas, gavetas y entrepaños y que, entre más espacio de almacenamiento tienen más retacamos, hasta que no nos cabe más y compramos más muebles o una casa más grande. También llevan más cosas encima: adornillos, polveras, jarrones, fotos, carpetas y demás parafernalia para sacudir y lavar.
Los tapetes y alfombras son unos trapotes gruesos cuya principal función es guardar polvo para poder aspirarlo después o exacerbar la alergia del niño para darnos pretexto de negarle el permiso de ir a la fiesta. Las cortinas tienen igual función pero además sirven para aislarnos del mundo exterior y salvaguardar nuestra vista de la vecina con su bata capitonada con finos decorados de yema de huevo y chorizo y sus tubos de plástico de la Casa Barba, o del guapo vecino que luce su abotagado abdomen mientras se rasca, cerveza en mano, llevando puestos unos bóxers más aguados que su papada.
Los electrodomésticos no deben faltar en el hogar feliz: el refrigerador, por ejemplo, es un clóset que enfría la comida para que podamos darnos el gusto de calentarla para la merienda. El horno de microondas es un habitáculo en el que no debe meterse gatos ni pajaritos, so pena de llamarnos nazis, y mucho menos tenis a secar so pena de que se derritan como los del hijo de mi amiga Lulú. Es mejor usarlo para calentar la merienda habiéndola sacado del refrigerador. La aspiradora es una especie de escoba eléctrica que las sirvientas odian y que usamos nosotras los domingos para limpiar la casa de ramitas de escoba de mijo que dejan regada y pegada en los tapetes, y las telarañas que no ven debido a una extraña costumbre ancestral que impide voltear para arriba y no deja ver la mugre de encima del refrigerador, de la campana de a estufa o las lámparas. Tiene este aparato la enorme ventaja de hacer ruido tal que no oye una el teléfono cuando llama la suegra.
 La licuadora es un eficientísimo adminículo que hace salsas, sopas, papillas, purés y gazpachos en menos de lo que canta un gallo; lo malo es cuando la gente cree que la hemos usado para peinarnos. También hace un ruido capaz de entrenarnos para cuando volvamos a ir a las discotecas, destripando no solamente tomates y cebollas, sino también el lema que cuelga de la puerta: “hogar, dulce hogar”
Pero una máquina que indiscutiblemente da muchísimo servicio es la lavadora. La lavadora es un artefacto al que hay que echar la ropa para que se paseé  luego de que una ha tallado puños, cuellos y rodillas, que nos rompe la ropa para que tengamos qué hacer en el costurero y que la jalonea para que tengamos pretexto para comprarnos más vestimentas. Se trata de una cosa que hay que vigilar recelosamente o corremos el riesgo de morir ahogadas en una inundación de lavandería, o aplastadas cuando decide caminar hacia nosotras en cadente pasito tun tun.
La ropa, por cierto, es un conjunto de trapos más o menos coordinados que varía según temporada y que cuando ya no nos queda nos negamos a tirar en la esperanza de que nos vuelva a entrar y que, si nos queda guanga, la guardamos por el gusto de ver que se nos cae. De todas maneras no nos la ponemos toda y le damos vuelta a algunas prendas todo el año. Todo esto se guarda en el clóset, en que van también los zapatos.
Los zapatos son unas cosas van en los pies y que parecen cómodas al probárselas en la tienda pero al caminar tres metros en la calle aprietan y marcan los pies, sacan callos, ampollas y juanetes, volviéndose instrumentos de tortura que van a parar al clóset junto con la ropa guanga y la que ya no nos entra, regresando nosotras a nuestras adoradas chanclas viejas, si no cometimos el sacrilegio de tirarlas. Si son muy altos sirven como entrenamiento circense y para entorpecernos en caso de persecución; si son muy bajos nos veremos fodongonas y chaparras; si son blancos harán la pata lucir más grande y si son blancos y sin tacón nos dan un look de enfermera que resulta muy profesional.
Las bolsas, que también van en el clóset, son unas cosas que compramos con dinero para meterles dinero y que duran más que el dinero que les metemos. Cuando no tenemos dinero, aún así usamos bolsa para guardar cosméticos, cigarros, monedero, cartera, dulces, klínex, kotex, tampax, alguna medicina, juguetes de los niños, agenda, teléfono celular, un libro por si hay que esperar un rato, pluma, lápiz, diúrex, el último CD de nuestro cantante favorito, tarjetas de presentación, de crédito, débito y más. El clóset y las bolsas, como se ve, son expandibles.
Los cosméticos son unas pinturas y menjunjes con poderes mágicos que compramos para vernos más hermosas y más jóvenes pero que cuando nos las embarramos nos desencantamos y cuando nos las quitamos nos asustamos; algunas hasta despellejan. Para ir a adquirir todas estas nécessités es buenísimo contar con dinero en abundante cantidad y de preferencia con un coche.
El dinero viene en varias presentaciones. La morralla o sencillo, que hace mucho bulto y resulta pesada, por eso también están los billetes, representaciones en papel de las monedas. Se usan también los cheques, en el mismo material, y el pago en plástico, que es indoloro al momento de comprar pero muy punzante a la hora de pagar. El dinero es un buen invento porque se puede cambiar por cualquiera de las cosas y servicios necesarios para el hogar, resultando muy difícil hacer trueque entre ellos: las tiendas aún no aceptan zapatos usados a cambio de suéteres nuevos ni lavadoras descacharradas como abono de televisores, amén del problema que representaría cargar con estos objetos a las tiendas y del descomunal tamaño que los monederos tendrían.
El coche es una cosa que nos saca muchas renegadas igual que un hijo y al que hay que mantener como si fuera un hijo, con la ventaja de que si nos harta podemos cambiarlo por otro e incluso quedarnos sin ninguno. Otro punto a favor del coche es que es más fácil hallar donde dejarlo, aun en las grandes ciudades, que encontrar dónde o con quién dejar a los niños, sobre todo si de salir de noche se trata. A veces el coche lo maneja otra persona, lo cual, si no se tiene chofer, nos lleva de vuelta al marido.

De manera que el marido es el primer artículo necesario del hogar.

17 comentarios:

Dr. Gastón Froid-Chaud dijo...

Mein Gott!!!:
"El marido..., al que queremos más si se porta como una bestia" ¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿????????!!!!!!!!!!!!!!!!.
Pero ¿no era usted una mujer emancipada y moderna, frau Lorena Salmónides? ¿No decía que a vuestra ilustrísima no le tosía ningún macho, universitario o analfabeto? Y se me deja caer con un razonamiento (?) propio de las féminas medievales o de las indiesitas que mercan sus frijoles en la plaza pública.... ¿Cómo que a los maridos se les quiere más cuanto más animales se muestran? Me deja usted turulato,werwünscht!
Me saca usted de quicio, he quedado más froid que chaud, frau Lorena; hacía tiempo que no oía nada así en mi consulta.
Le voy a proponer un tratamiento: piense usted de los maridos igual que lo hace de los coches: "se les puede cambiar por otros e incluso quedarse sin ninguno".
Este profesor (por Göttingen) pensaba que era usted más evolucionada.
Auf Wiedersehen.


PD.- Esta vez no se me escapa sin pagarme la consulta.

Anónimo dijo...

Los maridos como los coches.... pues suena interesante la tesis, la propodré en la próxima expo-marido.. Los clásicos tienen su probloema porque aunque tienen partes aprovechables no se encuentran partes de recambio... los nuevos muy modernos son muy pacotas,mucho plástico... Quédese chaud, yo sé lo que le digo, que un 8 cilindros como usted funciona mejor así.
Evolucionada a veces, cuando es menester. Recuerde la teoría de la adaptabilidad de las especies: a mayor adaptabilidad mejor supervivencia.
Mando lo de la consulta via pay-pal? Espero mi descuento habitual
Alias paciente

Herr G. F.-Ch. dijo...

Pues desplácese a pie.

Anónimo dijo...

Lore! ya te mandaron a caminar estos señores que tan serios se me hacian ajjajajajajja
No hagas caso, se dieron por aludidos, deben ser maridos de alguien ajajjaa Tu tesis de los objetos del hogar es válida, la acepto sin rezongar, Eso sí, que no sea un marido retobado ajajaa Esos no sirven aunque sean 8 cilindros o 12 en V.
Te dije que al psiquiatra no, mejor ve al médico brujo
cucamongo.
Viva el día libre de hoy
Pau muerta de risa

Anónimo dijo...

Si no tienen mucho que barrer, pásense por http://www.satanasopina.com/
Hay alguna historia mía, bajo el seudónimo de Sor Eutanasia-
Pau... con estos señores no se sabe, son, como dignos representantes de su sexo, de contentillo: a veces se enfadan por lo que piensas les gustará y otras se encantan con lo que crees les enojará. Tal vez por cosas de ese tipo es que una sigue inmersa en esta cosa llamada matrimonio.
Sí iré a la boda esa en Puebla, se ve que estará bonita, y luego cruzaré el charco.
Amabilísimo Herr, andaré pero no porque usted me lo ordene, sino para pasear y tomar smog fresco, gracias.
Con beso. Lore

Fred dijo...

Hola, Pau, ¿por qué dices "estos señores tan serios", si aquí el único que ha escrito es el profesor Froid-Chaud?
¿Por qué piensas que se da por aludido si no tiene nada que ver con ese espécimen de homínido a que se refiere Lorena? ¿Qué tendrá que ver Froid-Chaud con un señor que llega a casa pasada la medianoche y medio tomado, no saluda a la esposa al entrar en casa, va a water y mea fuera de la taza y da un silbido imperioso para que le frieguen el derrame... Y por la mañana, sí aún está allí el charquito llama cochina y negligente a la mujer, que acude temerosa con la bayeta, no sea cosa que le atice un mamporro?
Y si encima la abnegada esposa le disculpa y dice que eso es "cosa de hombres" y que todos son más o menos así, pues me temo que los ocho cilindros de Froid-Chaud se recalienten y amenacen con gripar el motor de pura indignación: ¿cómo que todos los hombres son "así"?
Te agradecería que me explicaras si los que frecuentas se comportan como el meón fuera de taza.
Un beso, Pau.

Anónimo dijo...

Hola Fred. No, no conozco especímenes así, y si los conociera correría lo más lejoe que pudiera y le pediría auxilio a Lore, no a ese psiquiatra que es muy machista y me iba a querer convencer de que es normal.
El psiquiatra ha de ser casado, bueno Fred tú no, ok. Además es medio menso, porque yo sí entendí en qué momentos el marido se comporta como bestia y no es al comer ni al ir al baño ni eso. Y eso que soy joven y se supone que se poco de la vida! Ah qué el dotor!
Yo no opino mucho, porque no me he casado ves?7
Lore, diles!!!!
Pau

Anónimo dijo...

Pero bueeeeno!!!!!
A ver, aclarando: ¿en dónde dije, dejé entrever o sugerí que me tose algún macho por muy marido que sea? ¿En dónde puse, anoté o sugerí que todos los hombres son iguales? Os suplico de atentísima manera, Dr Froid, que revise el texto de marras.
Miren por dónde, la Pau salió más listilla, a ver Pau si pones un consultorio de psiquiatría.
¡Vaya lío!
Y yo traduciendo mamotretos sobre infecciones por malaria y como dejan a los pobres glóbulos rojos hechos una piltrafa.
Besos generales (y capitanes)
Lore

Anónimo dijo...

Pero bueeeeno!!!!!
A ver, aclarando: ¿en dónde dije, dejé entrever o sugerí que me tose algún macho por muy marido que sea? ¿En dónde puse, anoté o sugerí que todos los hombres son iguales? Os suplico de atentísima manera, Dr Froid, que revise el texto de marras.
Miren por dónde, la Pau salió más listilla, a ver Pau si pones un consultorio de psiquiatría.
¡Vaya lío!
Y yo traduciendo mamotretos sobre infecciones por malaria y como dejan a los pobres glóbulos rojos hechos una piltrafa.
Besos generales (y capitanes)
Lore

Dr. Froid-Chaud dijo...

Verwüschug und Verflixt!!!
Fräulein Pau, ¿cómo que soy machista? La que es machista es usted, que disculpa a los machos si se comportan como animales en ciertos casos, aunque no sean "al comer ni al ir al baño ni eso". O sea, que a un bruto se le disculpa según el caso. Pensando así me extraña que esté soltera; es usted un chollo para un mejicano bragado que iba a contar con su comprensión cuando se portara a lo bestia. Eso sí, que no lo le mee fuera del water, ni haga ruidos al comer ni eso.
Y lo de frau Lorena no son más que disculpas que no se traga ni el tonto del pueblo. Si con el análisis que hace fräulein Pau le da usted el diploma de listilla, pues vaya entendederas las suyas señora mía.
No sé cómo pierdo el tiempo con ustedes.
Al cuerno con las flautas zapotecas.

Fred dijo...

Lorena, no consigo ver por ninguna parte tu colaboración en ese blog de los infiernos.
B.

Anónimo dijo...

Gracias por intentar verlo Fred, es un cuento llamado El cuarto de Lupe, el link;
http://www.satanasopina.com/#!El-cuarto-de-Lupe/cb0k/B7D83A15-F222-4297-8320-9802B314BA3C
Para que le copies y pegues en tu navegador. Gracias de nuevo. En el personal que labora en la página podrás ver a mis infantodontes, a mi hermano y a dos amigos. A ver si adivinas cuál es cuál.
He pensado, Fred querido, cambiar de psiquiatra.... ¿seré muy veleidosa?
Besos de Lorena

Fred dijo...

Sois una familia bien diabólica, Lorena: tu hermano el padre Merrín; tu hijo mayor mosén Manolo Culeiro; tu hijo menor Diegales Staff (a este lo he identificado porque es clavadito a ti en una foto que publicaste hace tiempo; creo que es aquella en que te bajabas de un tren: como dos gotas de agua). Hace unos pocos siglos hubieseis sido carne de pira inquisitorial. Y os lo tendríais bien merecido, por sacrílegos.
Y en lo referente al doc, que sí, que tienes toda la razón si cambias de psiquiatra. Froid-Chaud es un personaje desagradable aunque sabio; carece de la menor empatía con los pacientes y es tan soberbio que no admite que lo contradigan: a mí me tiene acojonado y, cuando nos vemos los jueves en el café Voltaire, me suelo quedar con las ganas de hacerle alguna pregunta para que me aclare algo que no he acabado de entender, porque me mira atravesado y dice que parezco tonto y que no va a perder más tiempo con inútiles. Yo lo vengo soportando porque, pese al carácter endemoniado, me enseña muchas cosas. Es un cabronazo, lo asumo... Pero en esta diatriba última -y te ruego que me disculpes- entiendo que la razón está de su parte. Pero sí, es un tipo desabrido de trato que incita a dejarle plantado.
Sí, Lorena, creo que es preferible que cambies de psiquiatra. Pero que no te falte alguno. A mí tampoco. Pau, se salva de momento. Los hijodontes ya comienzan a presentar los estigmas diabólicos. Tu hermano es caso perdido.
Besos literarios, querida Lorena. Y otro para Pau.

Anónimo dijo...

Y lo peor del caso es que mi hermano !es psiquiatra! Él y yo, creo, somos las ovejas negras de la familia, o tal vez Lili, la menor, sea la negra y nosotros las blancas... no lo sé, ya lo averiguaré ahora que me recomienden otro psicoanalista. Abro el casting.
Son tan divertidos, mis retoños, tan creativis, no podría tener hijos aburridos, hubiera huido de casa hace años.
Besos con conciencia y subconsciente tranquilo
Lore

Fred dijo...

Teniendo una familia tan "literaria", ¿cómo no colaboran en este tu blog, Lore? Sería de admirar una trifulca entre psiquiatras, I think so...
En cuanto a tu estilo he de decirte que me gusta sobremanera el coloquial, el que empleas cuando hablas en confianza, con esos giros mexicanos que tanto me divierten. A lo mejor, habituada como estás a ellos, no percibes el impacto que producen en el lector español... A mi me divierten mucho.
Hablando de psiquiatras y de desvaríos, te he de decir que una persona que leía lo que escribo (ahora lo ignoro), una vez que me enfadé con ella me espetó que yo era una especie de psicótico con personalidades múltiples (!!!): El pobre ignoraba lo que es la creatividad literaria y al parecer creía que uno se identificaba con sus escritos...
Hace muchos años, Bette Davis estuvo en España, poco después de estrenarse su película "The Little Foxes" (1941), que aquí se llamo "La Loba", como se ve confundiendo zorras con lobas. Pues contaba ella que en San Sebastían la gente que la veía por la calle la llamaban a voces "Loba, Loba...", con cara de pocos amigos, dando a entender que la confundían con el personaje del film -que era el de una pécora de cuidado- y por eso le mostraban su antipatía.
¿Si nos juzgaran por los dislates que escribimos lo íbamos a pagar caro, ¿eh, Lore?
Tú y yo somos de la misma cuerda, por eso nos seguimos soportando y acaso queriendo muchísimo.
Un beso, Lore, y a por ellos que son sordos.

Anónimo dijo...

Mucho muchote :)
Lore

Cristian dijo...

Como hace poco me mude solo me interesa estar seguro de que tengo todo lo necesario y por eso busco en internet al respecto. Una de las primeras cosas que compre, porque no me podía faltar fue la PS3 con la que no paro de jugar