Siempre

Siempre

viernes, 1 de febrero de 2013

El día más triste del año

Leía yo que el treinta y uno de enero es el día más triste del año. Se apoyaba el periodista en el hecho de que muchas personas se dan cuenta de que no cumplieron sus resoluciones de año nuevo, de que siguen igual. A eso se añade el comercialismo que nos afecta con la proximidad del catorce de febrero, que hace sufrir a quienes no tienen un novio/a cursi con quién celebrar. Yo agregaría que además les han llegado los estados de cuenta de las tarjetas de crédito con los gastos de navidad y vacaciones (a mí me llegaron, gulp).
Ayer, treinta y uno de enero a las siete de la tarde, se murió mi loro atolero, cuyo nombre era Percival Napoleón, a sus nueve añitos. Yo sé que es   pecata minuta en comparación con otras penas, con otros problemas mayores que la gente tiene o que yo misma he sufrido, sé que ayer explotó algo en el edificio de PEMEX y que murieron muchas personas, pero no deja de ser otra visita de la muerte, esa que tiene el mismo afán del mar de destruir todo. Y así como un mar nos recuerda otros mares, una muerte por pequeña que sea, si es que las hay de ese tamaño, nos remueve otras muertes que dolemos por dentro. Lo siento si a alguien le parece superficial y anodino mi sentir. Percy tuvo una gripe de pollo que le traté como tal, con medicina de pollo, como hacía mi sabio padre con sus loritos, pero no tuvo la suerte de lograrse.
Y es que cada bicho tiene su personalidad; a mí que no me cuenten: mis bichos son gente chiquita. Este Percy era muy distinto en sus costumbres, sonidos y mañas que Pepe, Nacho, o Percival Primero. Ahora, ¿quién nos avisará con sus gruñidos cuando las águilas merodean por encima de casa? Hemos quedado a su merced, y de los helicópteros, y de los aviones, y de los globos perdidos que, para él, eran unos OVNIS peligrosísimos y sentía la obligación de advertirnos que esos depredadores nos acechaban. ¿Quién nos dirá "gara-gara-gara" invitándonos a tomar agua con él en su plato? En fin. Quedó enterrado en el mismo jardín que alegraba con sus vaciladas, bajo el limón para que le visiten los pájaros y a la sombra de un San Francisco de barro.
Para inaugurar febrero me iré a comer, que es viernes, y llevaré a mi mamá a sacar su nueva IFE, que la perdió en Guadalajara y no se acordaba que la había extraviado, ni qué necesita. Ya le sacaré de su archivo yo los papeles que son menester para el trámite.
Comparto un texto que envié para la publicación de un libro que trata sobre la salud mental de aquellos que tienen nuestra salud en sus manos. En cuanto salga el libro paso la invitación a la presentación y les aviso dónde, si lo desean, pueden adquirirlo. El texto se halla en el blog hermano http://yotanmonayanexas.blogspot.mx/
Sabiduría de la quincena: ahórrense penas, no quieran a nadie ni a nada.



9 comentarios:

Manny is Dead dijo...

En efecto, Percy, o Napoleón, que es como le conocíamos los amigos, era un periquito de costumbres y sonidos diferentes. Aunque nunca llegó a pronunciar palabra alguna, se hizo entender y de.una comunicación sorprendente. Siempre, con escucharlo, supe lo que quería, las psitácidas son curiosas y hacen sus relaciones con nosotros de una manera muy menuda.

A Napoleón le gustaba beber acompañado, como a cualquiera. Le gustaba srr acariciado por un servidor y jugaba al mismo tiempo. lo extrañaremos.

Fred dijo...

No me río en absoluto, pero me choca ese amor que algunas personas son capaces de profesar hacia los animales: yo diría que con los signos externos -no se si interiores- del debido a los humanos.
Soy persona amante de los animales y ellos me suelen corresponder; creo haber contado aquí de qué manera se me aproximan en medio de un grupo de personas, buscando una caricia mía. Soy incapaz de dejar pateando en el aire a un escarabajo vuelto sobre el lomo; libero siempre a los insectos que empapan las alas en los charcos, incapaces de levantar el vuelo; sufro con ver la agonía de los peces en la nasa del pescador; me conmovió profundamente el mugido desolado de una vaca a quien se le había retirado -hacía días- su ternero; me enfrenté una vez con un bruto que golpeaba cruelmente a un viejo caballo que había doblado las rodillas, extenuado por la carga; lloré desconsolado siendo niño porque, al regreso del colegio, eché en falta el conejo pinto que me habían regalado mis padrinos por la Pascua (con arroz se lo comieron, supe luego); liberé a un murciélago crucificado; suturé el cuello de un perro vagabundo que buscó mi amparo (¡ah, el instinto de las bestias...!).
Me gusta palparlos, hablar con ellos, alimentarlos en la mano... Pero se mueren y soy incapaz de sentir verdadera pena por ellos, percibo entonces la distancia enorme que me separa de un animal.
Y, eso sí, respeto a ultranza cualquier manifestación de vida, y pienso que el más mísero animal -y hasta las plantas- son un prodigio inexplicable, una catedral biológica, unos ojos que nos miran, un corazón tan perfecto como el nuestro. Y mira que algunos tenemos corazón...

Anónimo dijo...

Fred, los loros no son animales, son gente pequeña, te lo tengo dicho.
Yo me conmuevo de los animales como de algunas personas. Mi trato con ellas me ha enseñado que hay muchas que más merecerían aunque suene malvado de mi parte. Ni siquiera tengo la hipocresía de negar que les he llegado a desear males aunque sean pequeños como que les salgan hemorroides o les den fiebres terciarias.
Te amo, Manuel, sí.
Lore

Fred dijo...

Ayer tarde visionaba yo el documental de Trisha Ziff "La maleta mexicana" (The mexican suitcase). En él se describe la casi increíble peripecia del material fotográfico de Robert Capa, Gerda Taro y David Saymur, tomado en el transcurso de la Guerra Civil española (1936-1939) y en paradero desconocido desde 1939, al abandonarlo Bob Capa en París ante el avance nazi.
Por conducto impreciso, los negativos llegaron a manos del general Francisco Aguilar González, embajador de México en la Francia de Vichy. Es a la muerte del general en 1975 cuando pasan a manos del cineasta mexicano Ben Tarver, quien, bastantes años después (2007), y a instancias de Cornell Capa los lega al International Center of Photography de New York.
Este extraordinario material es el primer trabajo importante de fotoperiodismo mundial y es un testimonio de valor incalculable para entender la brutal acometida del fascismo en España, que, ante la traición y pusilanimidad de las democracias europeas que consintieron en aquel genocidio, tardaron muy poco en ser ellas mismas víctimas del monstruo.
Ante semejante abandono de la República española a su suerte, brilla con luz propia la noble y generosa ayuda brindada por la República Mexicana, a través del presidente Lázaro Cárdenas que, además, acogió a millares de exiliados que -muchos de ellos- habían sido confinados en inmundos campos de concentración de la democrática Francia..., gesto -el de México, no el de Francia- que los hijos y nietos de aquellos españoles nunca vamos a olvidar.
¡Que viva México!

PD.- De este asunto de la suitcase debe de estar enterado Manolo Menéndez, que según creo trabaja en medios cinematográficos. Un saludo para él.

Anónimo dijo...

Precisamente Manolo tiene dicho documental en exhibición en la cineteca nacional. Espero verlo en estos días.
Mucho se ha escrito y dicho sobre el exilio en México. Mi suegro, quepd, alguna vez me puso a investigar sobre el barco en el que venía el oro a México (el tesoro del país, me dice Puri), y que se hizo perdedizo para los emigrantes quedando en manos de la República en exilio, dice Puri, del Gral. Cárdenas dicen otros. "Cubrieron el oro con nuestros cuerpecitos", dicen los niños de Morelia.... A saber.
Los hijos y nietos, de los cuales tengo lindos ejemplares en casa, no lo olvidan. ¿Por qué usas la primera persona tú?
Beso Lorena

Fred dijo...

No tengo parientes exiliados en México, Lorena; algunos de ellos optaron por cruzar la frontera con Francia. Varios murieron en el frente. Otros penaron en los terribles campos de concentración fascistas.
Te refieres a una misteriosa Puri... Puri (Purificación) se llamaba la esposa del primer Presidente de nuestra Comunidad Autónoma, Rafael Fernández, que había sido secretario general de las Juventudes Socialistas (amigo de mi familia) al estallar la guerra civil. Purificación Tomás era hija de Belarmino Tomás, lider minero asturiano que llegó a presidir el Consejo de Asturias y León, órgano que se enfrentó a la agresión fascista. Al perderse la guerra, se exilió a Mexico, donde falleció en 1950. También Rafael Fernández tomó ese camino junto con su esposa Pura. Volvieron, como he dicho, a España en 1977, y en 1978 era el Presidente de esta Autonomía.
Uno de sus hijos, Rafael, vive aquí desde hace unos años (fue diputado federal en México y fundador del Partido Socialista de los Trabajadores). Se relacionó con el PSOE pero a disgusto de él, que se confesó defraudado y se dio de baja en el partido. Causó estupor que se diera de alta en un nuevo partido de la derecha asturiana llamado FAC, promovido por el derechista político asturiano Francisco Álvarez Cascos, que llegó hace un par de años a alcanzar -en minoría- la Presidencia del Principado de Asturias. Le duró poco la chance, pues hubo de convocar elecciones anticipadas que entonces perdió.
Al poco de haber dado aquel paso tan surrealista -por llamarlo de algún modo- Rafael Fernández (hijo) se volvió a dar de baja en el FAC, y escribió una conmovedora carta abierta en la prensa, en la que pedía perdón a todos, sobremanera a su padre fallecido y a su familia, por haber manchado su nombre con aquella medida tan errada. Ahora, debe de malvivir entre nosotros; lo vi en la manifestación del Primero de Mayo, solo y entristecido.
Bueno, Lorena, la verdad es que me divierte más hablar contigo de viajes exóticos; proyectar el pensamiento hacia latitudes que le hacen a uno fundirse con la Historia y con la tierra hermosa y variopinta; hablar del vino de Corinto y de los caballos de la Tracia; sortear el laberinto de las Cícladas y echar el ancla al pie del palacio de Knosos. Tampoco es despreciable la cabaña que otea el horizonte marino en un macizo calcáreo de mi tierra... Pero esto debe de ser poco al lado de una isla en la bahía de Vancouver. Qué le vamos a hacer; no voy a ganar siempre.
Bésole la mano.

Anónimo dijo...

Referíame yo a Purificación Almarza, de Berlanga, en Extremadura. Para ella tengo una botella de "besos extremeños" que compré en España alguna vez, y cuando viene se toma una mini copa. que no es cosa de embriagarse. También para ella tengo un sitio en el corazón. Puri es una súper mujer que debería dar cursos a nivel licenciatura, mínimo, sobre el arte de domesticar maridos. Una genio total y autora de "Arrancados de Raíz".
De los Fernández de por allá, aparte de don Venancio, de tan entrañable memoria, tengo al Pancho Fernández, despreciable ser que cuenta la honra de ser de mis mejores amigos.
Vancouver pinta para verano, que ya se sabe que yo, helarme, no.
Lorena alias aquí namás

Anónimo dijo...

Leí tu texto Lore, de veras era así tu paciente? Está padre!! la has de haber hecho de psiquiatra muchas veces no?
¨Pau

Anónimo dijo...

Hola Pau!
Sí, en efecto, pero el caso de este paciente fue muy gacho. No era médico, era abogado, pero en el contexto de la antología que están haciendo tendría que serlo. Novelé, claro.
Besos
Lore