Siempre

Siempre

lunes, 14 de marzo de 2011

Moradito claro

Pozi. Heme aquí en esta ciudad que se ha vestido de morado antes de semana santa. Claro que es un morado claro bellísimo de las miles de jacarandas que se dedican como locas a florecer este mes y que dejan el piso como alfombra nueva. Preciosa mi ciudad, me dije hace unos días cuando venía de cenar con mi maridazo y al entrar a la calle más bonita de mi pueblo cruzando por encima de un puente colonial, vi un muchacho muy jovencito, casi niño, metiéndose bajo el puente a dormir. Entonces ya no me pareció tan linda la ciudad ni la calle ni nada, pero no le dije nada el señor que venía muy contento para no amargarle el rato.
Ya el domingo nos fuimos temprano a la central de abastos de mariscos, en mala fecha porque ya es cuaresma y había mucha gente comprando pero adquirimos a buen precio almejas, camarones de varios tamaños, jaibas, pulpo, manitas de cangrejo, ostras y ancas de rana. Es que la congeladora ya estaba muy triste, y es que conviene porque se surte una para varios meses y aunque gaste de golpe un dinero, ahorra porque va una sacando en lugar de comprar caro por acá.
Para medio dia mijo el Manolete puso uno como chiringuito en el jardín y nos atendió cual reyes; todo fue zampar y cantar hasta que dio la hora de irnos a los toros. Malos toros y buenas toreras, les exprimieron las tandas como se pudo.
Trabajo y trabajo, que no me molesta y en mis ratos libres he pintado las paredes de la cocina de un color vainilla muy mono. Será que mi trabajo es sedentario y entonces la labor física viene a ser un alivio para mí: enderezo las vértebras y muevo las piernas. Dejé un taller muy amado pero espero que me valga; cuando se junta demasiado por hacer necesita una los tiempitos para otras cosas o se nos cae la casa encima de tanta mugre y nos ataca la histeria de ver las cosas inconclusas y los hijos famélicos o el marido con la camisa arrugada como si fuera solterón. Ahora hay que sacar tiempo para escribir.
Accidente chiclero: Se me pegó un chicle que algún majadero dejó mascado en el asiento en la Plaza. Está adherido a mi linda falda (larga por aquello de que no me gusta que a los toros te pongas la minifarda). Solicito recetas y trucos para quitarlo por favor. Ponerlos en comentarios, serán muy agradecidos.
Sabiduría quinenal (baratita por ser para usté): Mascar chicle es malo para los dientes por más que inventen marcas que blanquean (tienen abrasivos malos para el esmalte), que quitan el mal aliento (mejor algo de higiene). Sigue siendo modelo de vulgaridad una mujer masticando cual rumiante y ya se ven los perjuicios que causa. He dicho. Y el próximo post será con aroma a coco y con piel bronceada desde el bello Pacífico Mexicano.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

wakala los chicles, yo los odio desde que mi miss de cuarto los masticaba todo el día, daba asco. Pau

Lola Dark von Spiegel dijo...

Pues parece que lo del cabello rojizo era de veras, Lorena...
No obstante, la tonalidad rosacea de la foto (sin duda hecha no menos de veinticinco años atrás) puede inducir a errores en la apreciación del cromatismo genuino.
Pero soy mujer predispuesta a creer a mis congéneres bragadas (con perdón) y talentosas, y por ello he de aceptar el hermoso color que tanto lució en cabezas tales como las de Rhonda Fleming, Susan Hayward o -en la actualidad- Julianne Moore (aunque ésta acribillada de pecas como tiene el cutis).
Yo soy morena de ojos claros (no siempre serenos). Mi Waldemar alababa sobremanera mi pelo recogido en un moño alto... Entonces solía ponerme unos grandes aretes. Tengo el cuello esbelto, pero ya es violín que precisa que le tensen las cuerdas...
Me repugna la idea de someterme al bisturí, pero la presión de mi círculo social se hace a veces insoportablemente coactiva: "Mujer tan bella debiera hacerse un somero lifting", dice un amigo mío gay...
Lo cierto es que la ausencia del Amado es causa de que tenga por poco estas minucias. Y a mi edad (pronto cumplo cuarenta y tres) a veces me creo mayor para nuevas lides.
Pero a veces siento que es lindo que alaben mi belleza... Una es mujer al fín, y bien fogosa por cierto. Aunque desde que tomo más de la cuenta amanezco con mala cara tantas veces...
No quiero prodigarme demasiado en confidencias que quizás tomes por prematuras; al fin y al cabo, recién te dirigía yo unas destempladas palabras...
Sea y queden aquí por hoy, Lore.
Un beso, querida.

PD.- Si los vientos me son favorables, os he de invitar a Miss Ada y a tí a tomar el té en mi casa de Palm Beach, ahora cerrada.

Anónimo dijo...

¡Hola, Lorenita!
¡Qué linda foto, y qué linda nena! Ya se le veía el carácter de chiquita: mujer de armas tomar. Pelirroja y con atrezzo far west, ¡waw!. No seré yo quien te lleve la contraria. ¿Sabes? Yo, de pequeña, quería ser pelirroja, pues tenía una compañera de clase con una espléndida melena de ese color. Así que, con los años, me teñí el pelo. Pero, como soy signo de aire (Libra, concretamente), y, por tanto, voluble, también fui varios tonos de rubia, con mechas, cobriza, caoba y, actualmente, un negro violín que, creo, va muy bien con mis ojos, ora verdes, ora color miel, según la luz.
Receta para el nauseabundo chicle: pásale un cubito de hielo por encima durante un rato. Se supone que endurece, y así puedes arrancarlo fácilmente. Ya me contarás.
Sra. Lola, de veras debe ser usted una dama bellísima, con ese contraste de cabello oscuro y ojos claros, ese cuello de cisne, y esa innata elegancia que le adivino. Je vous prie! No consienta que un odioso cirujano plástico altere sus nobles rasgos y convierta ese hermoso rostro en una máscara rígida e inexpresiva.
Por último, le agradezco el exquisito detalle de acordarse de mí. Sería un honor y un inmenso placer gozar de su compañía, así como la de la encantadora Lorena.
Hasta pronto, queridísimas.
Ada.

Lorenitachula dijo...

Realmente me agorzoma y me agobia de sobremanera que damas tan distinguidas de la merita High Society se quieran codear con una servidora, que lo que quería al nacer era tener una hermana gemela y que no supera el trauma de haber nacido solita, por lo que valora mucho la amistad de tan dilectas personajas. Iremos, Ada, a Palm Beach, llevaré a mi mayordomo Baldomero que a sus ciento doce años le caerá muy bien el clima, y para que ayude a Da. Lola que es un dulce.
Mi cabellera ha tenido mechones amarillos, azules, morados, verdes y "cola de mapache", esto es, rayados. De chica pensaba que al hacerse canoso se me pondría rosado pero no fue así y me lo he de tintar buscando ahora que se vea natural.
Y gracias Lola por lo de no menos de veinticinco.... son bastantes más.
No se me opere nadita de nada o no la reconoceremos al desembracar porque estará tipo máscara kabuki como Silvia Pinal o tipo máscara carnavalera como María Félix.
Contad con una amiga.

Ada dijo...

Buen día, Lorena.
Las nuevas imágenes, tanto la tuya como la del Puente del Altillo, me trajeron a la memoria la Navidad.
La tuya, talmente pareces recién levantada el día de Reyes, estrenando tus juguetes. Bien es cierto que resulta bastante atípico una nena con accesorios de vaquero, pero, bueno, mi hijita mayor pidió una vez un garaje lleno de Micromachines. ¡Y no veas lo que disfrutó con él!!!
La del puente, por esos años en los que mis niñas montaban el típico Nacimiento, con profusión de pastores, animales, casitas, pozos, etc...Me pasaba tooooodas la Navidades recogiendo musgo y nieve artificial, pero era tan divertido y entrañable...Además, en casa de mis papás no se hacía, pues tenían una olla de barro con las figuritas dentro, ya montado todo el conjunto, con Reyes y demás. A mi madre le parecía superpráctico; a mí, supertriste. Eso sí, el árbol de Navidad era precioso, con unas bolas de cristal divinas (que siempre rompía alguna, de año en año).
No encontré "La confusión...", así que cogí otro de relatos, también de Zweig. Lo estoy simultaneando con uno, también de relatos cortos, de Manuel Vicent (leo uno con el desayuno y otro con la cena, como una medicina; mi mamá no fue capaz de quitarme esa horrible costumbre de leer mientras ingiero el necesario alimento).
Afectuosos saludos, chère amie!

Juan Charrasqueado Aguilar dijo...

Pos no sé sin son humanas, doña Lore, esas damas que rubrican más arriba: es tal la dulsura de su verbo, la belleza que adivino, tal la lisura que a su paso derrama los aromas de mixturas que en el pecho cristalino guardaban, que este charro, tomador y pendensiero, bien quisiera saber por dónde caen las rejas de sus balcones, para regarles las masetas de geranios con las notas vibrantes de un mariachi. Y luego de la serenata, la luna por testigo, sombrero en mano, con respeto, leerles unos versos que he pensado de camino a San Juan de los Lagos, mientras condusía una punta de vacuno, con el pañuelo tapándome la boca, más que por el polvo de la trocha porque no me vieran los peones musitar los rudos versos.
Ay, virgensita de Guadalupe...; hasta ahorita me había prendado de los ojos tapatíos de mi tierra jalisquense..., pero de dos en dos, nunca antes de cuatro en cuatro. Y además eran negros y rasgados como almendras de azabache; y ahorita me resultan glaucos y opalinos; incluso los hay que se tornan del color de la miel de mi Guanajuato natal...
Esta noche me emborracho. Mañana, con las claras, ensillaré mi cuarto de milla e iré hasta Quitupán..., y que la Virgensita de la Candelaria me ilumine.
Con Dios, doña Lore.

Unknown dijo...

congela la falda, raspa con un cuchillito. Pon chorrito de ajax blanco antes de poner a lavar en la lavadora

Lupe Atienza dijo...

Pos se me ocurre que pa la pella de chicle podías hacer un agujero bien redondo (lo marcas con el culo de un vaso) y luego sigues haciendo agujeros y más agujeros en la falda.
Total que iba a resultar que se te entreveía el muslamen. Ahora que piensas embrocarte con aceite de coco y exponerte por largas horas al solesito, pos que se vean los dones del Señor.

Anónimo dijo...

Ay Lorenita! yo no escribo bonito y me daría mucha flojera hacerlo, pero me divierte leer con palabras "domingueras" para mí.

Si no te funcionan los remedios del hielo y el congeladar, antes de los agujeros, puedes probar tallar con un poco de gasolina blanca.

¡Qué bueno que les fue bien en la playa!

Nos hablamos para retomar nuestra actividad artística, jaja.

Hilda