Siempre

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viernes, 7 de agosto de 2009

Problemas a la carta.

Hoy yo, que soy tan dispersa, medio veía una película mientras alzaba mi pieza. Había una niña de catorce años de lo más chulo que se hace amiga de su vecino autista. La niña iba al paseo escolar, jugaba volley ball y tenía un hermanito muy chistoso. Esto me hizo pensar en mis catorce.. ¡qué re feliz que era yo! Primero de prepa (4° D, mucho relajo, Sor Madelein, Hilda, Leticia, matemáticas, volley ball...): las Guías, las fiestas de 15 años que hacían mis amigas, de la onda disco.
No se da una cuenta de lo feliz que es. En ese entonces nos poníamos a llorar porque el niño, porque el papá no nos había dado permiso, porque la monja nos iba a castigar. Luego, al crecer, añoramos esas etapas pasadas como si las presentes fueran peores. No. No son peores. Lo que pasa es que para mis catorce, el niño, la monja y la calificación eran problemas proporcionales a mi edad y a mis capacidades; cuando tuve treinta la muerte de mi papá, el trabajo del esposo, equilibrar mi consulta con el tener latosos hijos pequeños, eran también situaciones más o menos de mi talla.
Malo que a los catorce hubiera tenido esa pérdida o un hijo. Hubiera sido como la langosta y el bebé.
Va la parábola de la langosta y el bebé: una madre rica pero mensa le sirve al bebé una langosta thermidore porque sabe que es un alimento bueno, exquisito y muy proteínico. Pero el bebé, de tres meses, no lo puede ni coger ni masticar ni digerir por bueno que sea. Moraleja (para los que no la pepenaron): cada cosa a su edad, cuando las podemos digerir. A mi edad tener problemas de que el niño que me gusta saludó a la gorda de cuarto C o que tengo que terminar las prácticas de química y ganarles a las del otro colegio en el partido serían de risa, me quedarían bien guangos.
Pero a mi edad lidiar con niños pequeños como lo hacía a los treinta.... sería muy pesado.
Por eso me pongo a pelear con los problemas y situaciones que tengo ahora, porque esas de antes, que vistas a lo lejos me parecen tan bobas, fueron nada menos que un entrenamiento paulatino.
O sea: ¡Que me echen al león de la Metro! ¡Qué me dura!
Sabiduría gratis: El que nace pa tamal, del cielo le caen las hojas.
Oración de hoy: (es como un mantra católico) San Cayetano, llévame de la mano.

4 comentarios:

Manuel Menéndez dijo...

Ahi entra también el problema de ser multitask. Ejemplo: Hace poco un compañero de teatro me dijo que los burócratas somos lentos y flojos por lo que no podemos hacer más de una cosa a la vez. Eso no es verdad. Somos, también, multitask. El otro día iba caminando (acción uno) encendí un cigarro (acción dos)hablaba por teléfono (acción tres)y era arrollado por un auto al mismo tiempo!!! (acción cuatro) Los burócratas somos muy activos.

Crispy dijo...

sip, los problemas, aunque adecuados a las respectivas edades, siempre nos agobian de manera proporcional a las responsabildades y necesidades.

Cuando estaba en la primaria, mi mayor preocupación era que me dieran mi domingo...

Ahora, a mis 24, mi principal preocupación es la quincena...

Ninia Chef dijo...

Muy interesante mi querida Lore :) y si, a veces pensamos que la gente con problemas diferentes a los de nosotros se ahogan en un vaso de agua, y es que nosotros ya pasamos por ahi, a mi me pasa con mis sobrinitas y como nadie experimenta en cabeza ajena so.. tienen que vivir sus propios problemas. Gracias :**

Unknown dijo...

me encanta lo del tamal...jajaja!