Siempre

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domingo, 13 de diciembre de 2015

Los mandalas y la pachanga

Diciembre siempre es un  mes raro, tan raro como el mundo de José Alfredo.
Pero lleva su relajo y eso me gusta. Para iniciar el puente-maratón Guadalupe-Reyes, fui a la fiesta de aniversario de Bodas (¡35!) de mi amiga Hilda. Ella y su familia es muy amorosa, y tuvimos una mesa para mis amigas con sus maridos. Llegó un trío que creo que eran Los Calavera, por la edad, claro, y antes de que dieran el azotón los aprovechamos cante y cante y divirtiéndonos horrores. Les pedíamos canciones por título si lo sabíamos o les cantábamos un pedacito, o les decíamos los cantantes. Así les dije "los Castro", y temí que lo tomaran a amenaza aunque luego pensé que ya pa qué.
Al día siguiente o séase hoy mero, fue la presentación en el Centro Cultural Roberto Cantoral de un concierto de música hindú al tiempo que proyectaban unos hermosos mandalas animados que hizo Diego, el más pequeño de mis hijos, en la pantalla. Repartieron lentes de tercera dimensión al entrar.Regresé a terminar un trabajo que entrego mañana, que tengo desayuno amigoso.
Me metí al show con todo, y al ver aquellas cosas tan bonitas y coloridas girar, abrirse, desparramarse  y crecer en tercera dimensión con unos colores psicodélicos y la música de meditación entendí muchas cosas y me acordé de otras. No negaré que con la primera pieza sentí harto y, no sé por qué, que tengo mucho dolor adentro, Muy adentro, yo creo, porque no lo noto comúnmente.
Recordé que la música hindú me gustaba mucho (remember the seventies), que me pasaba ratos oyendo al Shankar, sólo que esta era distinta y no me gustaba tanto. Tal vez pase como aquí, porque explicaron que era música del norte de la India, y aquí la música del norte suele ser horrorosa. El que más fácil tenía la cosa era el del violín rectangular, porque sólo repitió todo el tiempo un estribillo muy triste. Tal vez reviva mi gusto por Shankar, aunque creo que al esposo le puede dar un ataque dadas sus pésimas experiencias con empresas farmacéuticas de la India.
Descubrí que tengo hartos mandalas en platos michoacanos y guanajuatenses. Y que mi abuelita Titita tejía mandalas, pa muestra unos tarugos que tengo en la cocina.
Me sentí orgullosota y feliz, el auditorio tenía quinientos personas aplaudiéndole a mi hijolín.
También puse unos cuadros a la venta en el CCBA de Coyoacán, Jardín Centenario para ser precisos, así que corran a comprar muchos cooperando así con la causa. Y estoy inventando un producto/juguete para gatos que hará las delicias de esos bichos y de sus dueños. Una que no para, pues'n.
Y de navidad, a estas alturas, no he hecho nada y creo que no haré. Decepciones las justas, gracias.
Y de mi cumpleaños, que es la primera posada, tampoco. Es una chinga haber nacido en estos días, de verdad. Y luego que caen  en miércoles.... restaurant con el esposo y ya,
Pero este su blog les desea una feliz navidad y un año nuevo lleno de venturas (así decían las tarjetas) y agradece su preferencia esperando el nuevo año para servirles (eso decían los calendarios).



3 comentarios:

Anónimo dijo...

o sea cómo que no hs hecho nadaaaaaaaa de la navidad?
Yo ya me hacía comiendo un lechonsote o algo
Felicidades por Diego
y por tu cumple
Mayra

Anónimo dijo...

Feliz navidad Lore, a mí me encanta la navidad.
Me voy unos días al pueblo, si me aburro te llamo ajajjaja
Bsos de Pau
PS. Luego paso a ver qué me amanece en tu arbolitito

Fred dijo...

Feliz Navidad, Lorena.