Siempre

Siempre

miércoles, 21 de mayo de 2014

Ir, volver, ir, volver.

Eso tiene la vida a veces, que una va y vuelve como las estaciones.
Total que me trepé a esta tendencia y me fui. Y volví.
Y vi cosas que mis ojitos no conocían, como las cigüeñas, que a pesar de que me han dejado dos bultitos ya nunca las pude ver con eso de que la anestesian y drogan a una para que no se dé cuenta de nada. Son unos pajarazos que ponen sus nidos en lo alto y que crotorean (¿qué tal la palabrita, eh?) alegremente y levantan el vuelo cuan pesadotas son con sus patotas colgando y sin estamparse con las tantas golondrinas que dan vueltas todo el día a lo tarugo y se acercan a las paredes de piedra casi chocando y haciendo su chillido murcielagoso todo el santo día. No sé cómo con tanto rechinido se podía inspirar Santa Teresa, si hasta llevaba riesgo de que una de estas aves la embistiera en plena cara al salir de la capilla al patio del convento. No logré ver los bebesitos escondidos en los nidos, ya será otra vez. También vi varias fiestas populares de esas que salen en los documentales y que de churro me tocaron, como el inicio de San Isidro.
Si bien dicen que viajar ilustra y además enriquece el alma aunque empobrezca el bolsillo, pero este se puede recuperar. La cintura, si se pierde en algún viaje, como en San Francisco, también se recupera al volver a la normalidad. Cosa de volver a la alimentación habitual y al ejercicio en su forma de trabajo, que da menos hambre que la modalidad paseo. No es lo mismo desayunar y comer en restaurantes, cenar bien cuando en casa uno merienda cualquier cosita, e ir probando las novedades que los aparadores, sobre todo los de las pastelerías y confiterías, ofrecen sin pudor a los viandantes sin preguntar si los pueden digerir.
Y no es lo mismo ver a los hijos en casa que a través de el Skype. Viene a ser, dado el carácter de mis criaturas, como ver el show de los Muppets en versión stand up comedy. Claro que una coopera, que no digan que por andar de paseo una es floja, haciendo muecas y completando la acción verbal. Pero verles de lejos da otro enfoque, como en los toros. Oírles hablar y reír es muy bonito. Y ver la cara de alegría del "pequeño" al mostrarle su pieza entera de queso Cabrales nomás para él no tiene precio. Creo que soñó con él hasta que se lo dimos en propia mano.
Porque viajar nos deja ver lo lindo de otros lugares y conocer un poco sus problemas, para poder renegar de lo que no nos gusta de casa y valorar lo de bueno que tenemos. Nos hace comparar, queramos o no, un país con otro, una población con otra, y si la nuestra sale perdiendo en unas cosas, sale ganando en otras así que todo queda en empate sin necesidad de llegar a penalties. Por eso vuelvo contenta, llena de imágenes, sabores y abrazos.
Por cierto que viene la cosa del futbol. Ya en mi viaje aluciné con varios partidos pero lo del mundial me cuesta trabajo siempre. Lo mejor que una puede hacer es agarrarlo de pretexto para reunirse con amigos y parentela surtida a comer y pegar de gritos muy incivilizadamente:¡ goooooool!, ¡qué brutoooo!, ¡falta! y demás mantras futboleros.
Sabiduría gratuita: Mientras juega la selección habría que estar pendientes de otras cosas, que nuestros gobernantos suelen meternos goles aprovechando la distracción general. Lo bueno es que sólo durará los partidos que son a fuerza, los primeros.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, claro, y a mí que me cargue batman, no? Y mi queso?
Pau

Fred dijo...

Qué sorpresa, Lorena: creía que habías clausurado el blog.
Como la que tienes que contar cosas eres tú, disculpa si no te cuento nada antes de que publicites un informe (no menos extenso de un folio a dos caras), narrándonos tus peripecias por el Viejo Continente.
Puedes empezar cuando gustes.
Un beso te mando.

Anónimo dijo...

Fred! Pues peripecias dos: un abollón de coche y un intento de robarme el bolso en Madrid (qué mal tino del ladrón, realmente, podría haber elegido otra señora). Aventuras varias y surtidas, abrazos muchos y fuertes, besos más y amorosos. El clima, como siempre, me acompañó. Me dirigía yo a donde los agoreros del tiempo informaban de lluvias, granizo y vendavales, para encontrarme con un sol radiante que, eso sí, en cuanto me iba se ocultaba de nuevo. En Asturias la gente se puso muy contenta con el clima que les llevé, sobre todo unos que se estaban casando en plena catedral de Oviedo y cuyos peinados se hubieran aplastado con el agua que, gracias a mí, no cayó. Lo mismo me ha pasado si voy en octubre, de manera que no faltó quien me dijera que ojalá que yo vaya más seguido. Pediré una beca al Instituto de Meteorología o lo que haya por allá.
El blog no se clausura, Fred, es que viene y va, como el mar y como los largos de las faldas.
Y regresando mi madre me pidió que la acompañara a Guadalajara a ver a su primo-hermano que está malito. Luego pidió que fuera también mi hermana (la única que tengo más un hermano) y nos dijo que quería que fuéramos las dos porque que tal que luego ya no se da cuenta ni se acuerda de nada y así sería como un último viaje juntas (gulp). Ya te imaginarás qué feo sentí y me fui. Amo esa ciudad y se la mostramos a mi hermana que ya no la recordaba. Mucha felicidad/agridulce; muchio sentir, horas de conversación, recuerdos, risas.
¿Y tú? ¿Qué has estado sintiendo?
Lorena

Fred espinario. dijo...

Ay, pues yo he sentido muchas cosas en este tiempo... Pero, ya sabes que soy puritito sentimiento. Pero hay sentimientos buenos y hay sentimientos disolventes, duros, aniquilantes. Cielo, muerte, campo, drama griego, espinarios a destajo de nuestros pies lacerados -las trochas están cada vez mas áridas y los senderos litorales peligran con ser tragados por los mares en ascenso-, no queda más remedio que transitar los zarzales montunos de la patria. Y vigilias y duermevelas con la angustia al fondo de la copa en vez de una aceituna telúrica o una cortecita de limón solar. Pero no falta una lucecita -o un cañón de luz- que nos despeje la andadura (a veces tan dura anda....). Y está el corazón, incólume a pesar de tanto brete y de tanta lidia... El mío responde bien y siempre puedo contar con él...
Te he contestado a una pregunta tan divina como esa de "¿que estás sintiendo, cuatesito?" No sé hacerlo de otro modo y os pido disculpas por tanto...
Otro día te hablo en serio, Lorena.
Un beso.

Anónimo dijo...

Bueno, es que me gusta más preguntar qué has sentido que qué has hecho. Es más bonito.
Otra cosa que me pasó fue que en un hotelín en Pontevedra bajamos a desayunar y el ambiente estaba raro.. éramos los únicos clientes y en cuanto desayunamos y nos fuimos pusieron el letrero "cerrado por defunción".Se les murió el abuelo. Justo me acuerdo porque ayer falleció mi tía favorita, era muy mayor, la única hermana de mi padre que quedaba, pero con todo y que era viejita y que la acababa de ver me dio mucha tristeza. La quería mucho y la última vez que la vi me llenó de coricos (a que no sabes qué son).
Cuando me hables en serio procura que suene a broma, sabe mejor.
Lorena

Fred dijo...

Well, Salmona, si me conoces un poco habrás adivinado que hay mucho de divertimiento literario (camelo pues) en lo que te he escrito la última vez: nada de pies espinados ni de desasosegantes cábalas de madrugada. Lo cierto es que lo paso más bien que mal y sí que me pongo una cortecita de limón en el martini (no soy de ron, como vos). Pero lo cierto es que me gusta más el scotch (incluso con cola). Y hay un cocktail que suelo tomar en el verano, sentado en alguna terraza nocturna: hablo del Manhattan, do you know? Pero bebo poco bebidas destiladas; soy más de vinos y de birras...
Y yo también he viajado bastante, pero dentro de las fronteras...
Dices que has estado en Pontevedra...He pasado mis vacaciones de verano en un pueblo de esa provincia (La Guardia), no menos que por veinte años discontínuos: estoy buscando ocasión de pasar unos días de junio por aquellas latitudes... Y sí, los gallegos tienen un carácter peculiar: yo les tengo simpatía. Y... Disculpa pero he de interrumpir esta carta porque me reclaman.
Otro día seguimos, pero me gustaría que me hablaras de los pueblos que has visitado, de las cosas que has visto y que te hayan subyugado de mi país.
Beso.

Anónimo dijo...

Me gustan, como bien mencionas, los pueblos. Me gustan los lugares comunes (la comida, la arquitectura, los museos). Me gustan las personas, unas más que otras y algunas menos que algunotras. No me gustó sentir alguna tristeza donde antes vi muchas risas....
Me gusta ir pues, y me gusta regresar.
Lore