Siempre

Siempre

domingo, 27 de octubre de 2013

Dos meses y Doña Sara

Y que de repente voltea una y se le han ido más de dos meses.
De los cuales se pasó una unas semanas metida en un agujero negro, como esos de la astronomía o peor, como los de la ciencia ficción que todo se tragan y no dejan ni respirar ni permiten que entre el más mínimo atisbo de luz. De esos sitios oscuros, densos, de donde se sale a cuenta gotas y sudando, cuando cree uno que salió. Por estar ahí sumida tuve que cancelar mi viaje con la consabida pérdida económica y emocional. Pero aprendí. Como dicen, se sufre pero se aprende y hasta se adelgaza, pregúntenle a mis jeans. Malo que no aprendiera una ni a madrazos. Porque la vida es así: está una muy refeliz contenta y bullanguera pensando que es jauja y de repente !zaz! nos da una patada en el culo y, como no puede esperar una sentadota a que el universo arregle todo como muchos dicen, ponemos manos a la obra y tratamos de arreglar la bronca, salir del lío, ayudar al emproblemado cuando tan cercano es. Nos angustiamos, lloramos dormidas y despiertas, nos mortificamos, no estamos para nada más porque el dolor, cuando es tan grande, sea físico o no, ocupa todo y sí, sufrimos.
Por eso hice el solemne juramento de nunca, bajo ninguna circunstancia, ni bajo presión o tortura volverme a burlar de Sara García. Lo que pasa es que sin conocer sus dolores se cree una que son vaciladas y exageraciones pero no, no.
Entonces, estando en ese estado azotado y sufridor, me puse a hacer mi autorretrato en plan catarsis. Como me había dado de baja en el taller para irme, según, de viaje todo el mes, lo pintaba aquí en mi atelier -ese cuarto mío donde hago, escribo, pinto, coso y desparramo- sola. Me dediqué a emplastar mis famosos embadurrnes y, claro, se quedó a la mitad o a tres cuartos más o menos. Tenía el fondo, el pelo y mi suéter, que pinté en camouflage para que se me reconociera. Tenía la mano que tapa la mitad de la cara y me asomaba al espejo del ropero de mi abuelita para verme, como a metro y medio de mí. Volví al taller a principio de octubre y terminé el retrato de Chicha, que como ya había pintado a la gatita y a Chika me lo reclamaron mis hijodontes. Luego me llevé mi inconcluso retrato y comencé a sufrir. El profe me dio un espejo medianito que tiene para esos menesteres y ahí me tienen viéndome. No es lo mismo verse de volada para que los pelos estén más o menos aplacados y ponerse una rayita y rímel que observarse con detenimiento para copiar los propios rasgos. Como me quedara quieta sosteniendo el espejo en mi mano, el profe me pregunta si necesito algo. Sí profe -le respondo con voz angustiosa- bótox. ¿Algún cirujano plástico en la audiencia? El profesor se ríe, claro, es más vetarrín. En serio, profe, mi cicatriz de la frente, esa que aunque nadie me crea no sólo no me acomplejaba sino que me enorgullecía junto con otras heridas de la guerra (de la guerra que me decidí a sostener cuando era niña y adolescente); esa que llenaba mi madre de crema de concha nácar todas las noches con al esperanza de disminuirla; esa, la que me copió el Harry Potter, se me está perdiendo pero entre las marcas de expresión (lindo eufemismo dermatológico para decir arrugas). Total me deprimí bastante. Por la tarde acudí a un restaurante con mis amigas de la prepa y me divertí mucho, tanto que me desdeprinmí bastante. Luego me encontré un libro de Marcela Guijosa que me iba a servir mucho y lo devoré. Lo había leído cuando salió, pero ahora me venía como anillo al dedo: "Mujeres de cierta edad". Gracias Marcela, hasta estoy pensando invitarla a darnos una plática. Para eso son las sabias, para compartir sus sapiencias con otras mujeres.
Y como sigo sin saber qué me depara el futuro -si lo hay. laboral, pondré mi anuncio en la puerta, como esos de "se aplican inyecciones" o los de "se forran botones" que había en las vecindades de mi vieja colonia Roma Sur: Se hacen autopsias artísticas, se sacan muelas a domicilio, se traduce de oído y de escrito, se resucitan muebles viejos, se pintan murales con motivos originales, se bañan chamacos, se hacen ollas de fabada sobre pedido, se reciclan latas, se educan pericos, se cuecen habas como en todos lados.... A ver si algo me cae.
Sabiduría de los dos meses: Cuando el barco se hunde no son las ratas las que primero huyen.


12 comentarios:

Fred dijo...

Querida amiga; qué alegría volver a leerte, pese a que tu estado anímico no está para juegos florales ni tu optimismo proverbial se vea en el horizonte.
Pensé que habías abandonado el blog definitivamente y hete aquí que hoy me da por pasar por este club de amigos que conoció tiempos de vino y rosas, y que daba por definitivamente clausurado, y me encuentro con tu dolorida persona.
¿Qué puedo decirte que te sirva de consuelo y que ayude a marcarte un derrotero nuevo que te eleve a un nivel de confort anímico suficiente para que afrontes con el coraje -que sé que no va a faltarte- adecuado las ventoleras y los tornados que nos zurran la badana a todos sin excepción?
No se cuál sea la causa de tus desdichas pasadas -estoy seguro de que en el pasado han quedado-, porque apenas tengo indicios de una desventura que fue subsiguiente a una ceremonia maronita o cosa así (soy ateo y no entiendo de esas cosas)en la que fue presa alguien que te importa mucho. Por lo que cuentas -tu depresión y desesperanza- me cuesta creer que sólo aquellas fueron las consecuencias; malicio que hubo daños colaterales...
Sea lo que fuese, cuenta con mi solidaridad y afecto. Aquí estamos pa lo que sea.
Un beso y un abrazo, Lore.

Anónimo dijo...

Hola Fred.
Recíproca la alegría de leerte por estos lares que dejé abandonados y que se llenaron de telarañas y polvo como tantas cosas a las que no hice el menor caso un tiempo.
Adolorida queda una, pero ya el raspón pasó. ¿Y sabes qué puedes decirme? Que has vuelto, punto.
Y sí, muchas cosas comenzaron con los maromeros y siguieron con un caso de muerte fetal tardía por descuido de diabetes e hipotiroidismo pasando por crisis familiar, daños colaterales y efectos secundarios de lo mismo.
Pero heme aquí, Fred, lista para el siguiente round que, espero, sea lejano y menos fuerte.
Por lo pronto cambié mis billetes para abril, la primavera de Bordeaux hasta Lisboa me espera costeando el Cantábrico en un bote con llantas.
Dos besos y dos abrazos (gané)
Lorena alias pajarraco Fénix Again

Anónimo dijo...

Ya pachó?
Perdón Fred pero eso de nos zurran la bandana me dio mucha risa! sé que allá zurrar quiere decir golpear pero acá quiere decir cagar ajajaja y la bandana no sé qué sea allá, en gringo es el paliacate, pañuelo rojo que se ata al cuello.
Ya pachó Lore? Que ya nos puedas platicar de tu nueva perrita o de tu pintura o de tu Visitdor de tumbas.
Besos de Pau

Fred dijo...

Hola, Pau; así que por ahí zurrar significa eso... Pasa como con el verbo "coger", que cuando lo decimos los españoles produce desconcierto entre los argentinos, porque para ellos eso significa "follar" (a lo mejor en México tampoco se entiende el significado de "follar"; pero yo te lo aclaro: joder, copular, "hacer el amor"... Entrecomillo lo de "hacer el amor" porque me hace gracia que la frase se emplee hasta para definir el trabajo de las prostitutas: "Hacer el amor son ochenta dólares; el francés, noventa y cinco; un viajecito a Grecia, cien". O sea, que llaman AMOR a algo tan comercial y descarnado (aunque de carne vaya la cosa).
Por otra parte, "badana" es el pellejo curtido de algunos animales, que suele utilizarse para forrar ciertos objetos, por ejemplo los sombreros de los caballeros. "Zurrar la badana" no significa que te caguen por encima (aunque este gobierno miserable que padecemos nos lo hace casi todos los días), sino que te azoten la piel (la badana).
Creeme, amiga Pau, que no existe en esto que te escribo el menor afán de escandalizarte, sino ayudar a una joven tan estudiosa y encantadora como tú a comprender mejor el idioma que se usa por estas latitudes.
Si te parece bien, pudieras hacer algún comentario a esto que escribo, porque a mí me encantan los giros de la gente mexicana,
Besos, Pau. Y uno pequeño para Lore.

Anónimo dijo...

En México los extranjeros de habla hispana temen usar el verbo coger, pero para que tenga la acepción de follar tiene que usarse claramente como "me cogí a fulano" o "estaban cogiendo". Sin embargo podemos decir cogí el metro, coge pan, mi hermano cogió mis lápices", sin que nadie se piense que somos unos depravados que vemos a esas cosas como objetos sexuales. Lo de zurrar es gracioso, por ejemplo, un día de carretera con mis hijos pequeños y mi madre Manolo se quejó: "Diego me embarró un moco", y el padre gritó desde el volante "!Diego, te voy a zurrar!". La cada de mi madre dijo todo. Se pensaría que somos una familia muy guarra ajajjajajjaa. Gajes del oficio pater/maternal.
PS ya terminé mi autorretrato, con el trauma subsecuente, y haré otros pero anatómicamente distintos.... vaya, que una persona o al menos yo, tiene muchas facetas y un solo autorretrato no la llega a definir...
Besos mortuorios
Lore

Anónimo dijo...

Jajaja Lore qué chistoso, tan enormes tus hijotes, no me los imagino haciendo esas cochinadas. Aunque los pleitos con mis hermanos así eran ajajjaj
Fred yo había entendido bandana, pero tampoco sabía lo que es badana! Gracias por aclarar, pues.
Dice bien Lorena, en mi casa decimos que la tele no coge si no sirve, o el radio o el carro que no arranca, o una tapa que no se puede poner. O decimos eso de "cojo y me voy a la calle", no sé si sea muletilla o qué.
Lore has visto al sope?
Saludos también de muertos, ayer me disfracé de calaca mesera.
Pau

Fred dijo...

Así que, Lorena, al fin me hiciste caso cuando te recomendaba que pintaras un retrato tuyo con look de princesa azteca. Entre tú y Pau os cachondeasteis de mi propuesta y poco menos que me dejásteis por menso... Qué mal me pareció y que poco faltó para que diera un puñetazo sobre la mesa y gritara: "¡Desagradecida!"
Es que uno será lo que se quiera pero se nota que su opinión tiene prestigio a ambos lados del Atlántico. Y termina la gente haciendo caso de semejante ingenio, pocas veces visto.

PD.- Sigo echando de menos que Pau me cuenta alguna cosa de su persona: tú la conoces pero yo apenas si sé de otra cosa que de su belleza. Y sufro un poco.
Besos a repartiros.

Anónimo dijo...

Fred yo soy amiga de Lore de un taller que tomamos juntas y que nos impartio el impresentable en Coyoacán. Estudié hasta dónde me dio la gana y me gano la vagancia, o sea acabé la prepa y ya. Leo muchito, esribo poquito y platico más. Soy joven según con quién me comparen y trabajo a veces en comerciales, en eventos o en lo que salga, supliendo meseros o maestras de kinder. Como vivo con mamá no me apura mucho aunqueLore me regañe-
Y lo que más me gusta son los amigos/as
Y un amigo deLore es mi amigo aunque se enoje porque no se pintó de azteca. Se pintó triste y llorosa, lo que a mí no me gusta aunque le quedó padrísimo.
Y ya
Pau

Fred dijo...

Pau, ¿y ya no estáis al alcance de las garras del Impresentable? Caray con el mote: debió de ser un tipo de cuidado; a lo mejor de esos profes que, con la disculpa de llevarle la mano a una discípula linda, se coloca a sus espalda y le achucha desde atrás..., el muy cabrito. O que le quiere quitar una manchita de acuarela de la pechera del suéter...
Pero a lo mejor soy mal pensado y era impresentable por otros motivos.
Pau, me gusta el estilo con el que me escribes; acaso te interese -como a Lorena- la literatura y pudiera ser que nos obsequiaras con algún micro-relato tuyo. Da mucha satisfacción esto de escribir, si sale medianamente bien y los demás te lo reconoce. Precisamente me acaban de publicar uno mío, seleccionado entre un grupo de concursantes. Poca cosa, pero agrada. Pero yo no soy de micro sino de macro: más de darle al rollo por lo largo.
Un beso, Pau; hasta la próxima.

Anónimo dijo...

Fred, que nunca es poca cosa, sobre todo si nos agrada. En la feria internacional del libro de Guadalajara, que es la más grande de América Latina, se presenta este mes "La salud mental de quienes se dedican a curar", antología que goza del chistoso (dudoso no) honor de contar con un texto mío y a mí me da retiharto , gusto cómo no.
Lástima que no puedo ir, pues.
Tañ vez imparta un taller.... en el Centro Incultural donde pintarrajeo. Se lo propondré al dizque coordinador
El impresentable no era molesto con las mujeres... más bien es el tipo que si te encuentras a alguien y vas con él te haces taruga. Muy pagado de sí mismo como escritor (?) pero ignoto total. Y feo.....
Besos pues. Me voy a un plantón en contra del delegado de Coyoacán.
Lore

Fred dijo...

Creo, Lorena, que había entendido mal, que el taller que impartió el Impresentable era sobre literatura, no sobre pintura. Me parece de perlas que comandes un taller en el Centro Incultural... Yo, vengo asistiendo a una tertulia de gente que ama las letras y nos capitanea un poeta-escritor muy valioso y magnífica persona. Esos momentos de conversación y de pedagogía son muy gratos y estimulantes. Pero no queda más remedio que organizarse y buscar compañeros de viaje adecuados, porque si no es muy dificil que topemos en el quehacer cotidiano con personas con quienes hablar de cultura, o que les interese mínimamente el tema. Al fin y a la postre, esto que venimos haciendo AQUÍ, en tu blog, es algo que tiene mucho que ver con lo que digo: no se puede negar que -aunque sin mayores pretensiones- se acerca uno a la literatura: somos pocos pero buenos.
Un beso Lore; espero que estés en plena reconstrucción.

Anónimo dijo...

No, no, Fred no sé dónde se nos hizo bolas el engrudo, pero el impresentable nos tuvo en un taller de escritura.
El que pretendo dar también lo es, cruza los dedos, se lo propondré al gordinador, digo coordinador, del centro Incultural. A ver si me hace caso, no me vaya a haber visto en las fotos de la manifestación vs Mauricio (Ra)Toledo, el delegado y alto tlatoani de Coyoacán que, por línea directa viene a ser su más alto patrón. On verrá como decía mi mamá.
Reconstruyendo.... mmm... algo así, me gustó el término y se agradece, te lo robo.
Besísimo