Siempre

Siempre

domingo, 30 de marzo de 2014

La lucha

La lucha es mucha y no hay peor lucha que Lucha Villa.
Por eso y porque se me dio la gana, vaya, me uní al movimiento No Parquímetros en Coyoacán. Ha sido marchar, hacer valla ante granaderos, desfilar, hacer cadenas humanas, gritar hasta el desgañote, pegar propaganda que la delegación quita (dejando los plásticos y pegotes de publicidad de todo tipo, claro) y repartir volantes hasta la demencia.
Cómo, si no, íbamos a conseguir que mil vecinos se acercaran a emitir su opinión negativa en la consulta de la colonia. Y todo para que el INAH, que es del gobierno desgraciadamente, dé su permiso. Anda, nena -le dice a la delegación- ve y pon tus aparatejos para que acompletes tu gasto, que no te alcanza con el presupuesto más las mordidas. No importa, nena, que en esa zona paguen los prediales más altos de la ciudad, que se jodan, la clase media es para partirla por la mitad. Así se sentirán en París, aunque no ganen en euros; así sacarás mucho más dinero para tus reventones, pero eso sí, haces mutis cuando permita yo barbaridades en la zona.
Y la niña Delegación (si algunas se llaman Purificación y Angustias, bien una niña puede llamarse Delegación) de la manita de su mascota Ratoledo sale corriendo feliz a pintarrajear piedras antiguas y a colocar armatostes en las angostas aceras coloniales para que las personas con silla de ruedas puedan atorarse más. Va feliz dándoles de palos a las gentes que le dicen que si respetara el uso de suelo las calles estarían vacías y haciendo oídos sordos a sus voces.
Esto, aviso, significa guerra. Por si las dudas ya desenterré del clóset toda mi ropa de comando que no usaba hace tiempo y que, para que les de envidia, me queda aún. Me falta el maquillaje camouflage... no importa, Max Factor al rescate. Y cola-loca para las monedas, claro. El GDF es tan rata y tan asqueroso que ahora que sacó un "empadronamiento de mascotas" vocifero que no hay que hacerlo, seguramente quieren cobrar impuestos por cada chucho perico y poblano que tenga una, o poner perrímetros en las aceras para cobrar por sacar al perro de paseo.
Con tanto borlote, juntas, marchas, bloqueos de avenidas, mentadas de madre y de padre, se me juntó el trabajo y voy lento. Tengo que apurarme retiharto que a fines de abril me voy de vacaciones y esa es otra, me falta hacer varias reservaciones y ya me entró el nervio previaje. Y eso que es un viaje en el cual se aplica lo de la tercera es la vencida". Ha sido aplazado dos veces por razones pendejoides.
Y para colmo, espero que el refrigerador aguante. Hace unos ruidos que no sabe una si darle una patada o acariciarlo para que ya no chille, como con los hijos, pues. Por las noches, si se queda abierta la puerta de la cocina, le oigo rechinar y silbar como el robot aquel de la película del Piporro que se enamoró de la rockola. Luego gruñe o medio murmura. Y la lavadora, ya también achacosa, no exprime bien. Siempre van en grupo los aparatos para descomponerse. El otro día mijo el Manolo alias Manny lavaba sus prendas y el refri empezó a hacer el canto de las ballenas. Ya está viejo, le dije. Él alegó que no e hicimos cuentas de cuántos años tiene e insistió. No sabe que los años-aparato doméstico son como los años perro. Claro, los suyos tienen dos años a lo más. No se lo dije para no traumarlo, soy una madraza.
Así las cosas, sigo en mi humilde trinchera defendiendo los derechos de los traductores independientes, de los habitantes de Coyoacán y de los electrodomésticos de la tercera edad. No me canso. Si no me canso de tratar de educar a Chela, para que comprenda que no todos los objetos de este mundo son para romper y que no toda la tierra del planeta es para escarbar, menos de luchar. Mejor pensaré en los caracoles que me comí hoy. Meditaré: caracolesmmmmmmmm caracolesmmmm.... Nada como las técnicas orientales para el stress: el chop suey y el chow mein.
Sabiduría gratis: Tomen el sol antes de que Mancerda et al comiencen a cobrarlo. Lindas las granizadas de primavera de fin de marzo, parecía nevado el paisaje citadino. Lo malo es que pelaron a las pobres jacarandas y su hermoso color quedó como alfombra en el suelo.